Un preso se fuga de Carabanchel oculto entre la niebla

La madrugada del pasado viernes la espesa niebla facilitó la fuga de la prisión de Carabanchel del Freitas, un recluso que permanecía ingresado en la tercera galería del centro, reservada a presos peligrosos, según han confirmado fuentes de Instituciones Penitenciarias. El interno eligió un momento propicio para la evasión. Esa noche la densa bruma había empañado las cámaras e inutilizado los sistemas de seguridad por infrarrojos. Hasta alcanzar la calle J. L. Freitas, de 35 años, tuvo que serrar los barrotes de su celda, saltar tres muros y una valla metálica, y esquivar la vigilancia ...

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La madrugada del pasado viernes la espesa niebla facilitó la fuga de la prisión de Carabanchel del Freitas, un recluso que permanecía ingresado en la tercera galería del centro, reservada a presos peligrosos, según han confirmado fuentes de Instituciones Penitenciarias. El interno eligió un momento propicio para la evasión. Esa noche la densa bruma había empañado las cámaras e inutilizado los sistemas de seguridad por infrarrojos. Hasta alcanzar la calle J. L. Freitas, de 35 años, tuvo que serrar los barrotes de su celda, saltar tres muros y una valla metálica, y esquivar la vigilancia de los guardias que patrullan a pie el descampado exterior. Otro recluso que intentó escapar junto a Freitas se fracturó una pierna al saltar a uno de los patios.Los dos presos estaban en la celda 39 de la planta baja de la tercera galería, donde ingresan los delincuentes de mayor riesgo, según fuentes del centro. Tras serrar el único barrote de la ventana, situada a tres metros de altura, saltaron al exterior. Uno de ellos, Solana, se rompió una pierna al caer al suelo. El patio donde cayeron disponía de varias cámaras de infrarrojos que a causa de la niebla no pudieron desvelar el inicio de la evasión.

Freitas saltó el primer muro de cuatro metros y luego superó una valla de ladrillo de similar altitud. Posteriormente, franqueó el muro repleto de luces y garitas hasta alcanzar un descampado que vigilan a pie miembros de la Guardia Civil. Superado este último obstáculo pasó por encima de una valla metálica y accedió al antiguo cementerio de Carabanchel.

Según Instituciones Penitenciarias, las alarmas sonaron, pero con la niebla no se vio por dónde escapaba el recluso. Freitas cumplía una condena de ocho años por atentar contra la salud pública y por delitos de contrabando.

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