Editorial:

¿Energía alternativa?

EL PROFESOR Carlo Rubbia, premio Nobel de Física y actual director general del Laboratorio Europeo de Física de Partículas Elementales (CERN), acaba de presentar a la comunidad científica el esquema de lo que podría ser una nueva forma de obtener energía basada en algunas de las técnicas desarrolladas para la utilización de aceleradores y detectores en los grandes experimentos de física de partículas elementales.El anuncio ha suscitado la atención de los científicos, que con toda seguridad comenzarán a verificar cada una de las hipótesis contenidas en la propuesta. Pero el interés no se...

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EL PROFESOR Carlo Rubbia, premio Nobel de Física y actual director general del Laboratorio Europeo de Física de Partículas Elementales (CERN), acaba de presentar a la comunidad científica el esquema de lo que podría ser una nueva forma de obtener energía basada en algunas de las técnicas desarrolladas para la utilización de aceleradores y detectores en los grandes experimentos de física de partículas elementales.El anuncio ha suscitado la atención de los científicos, que con toda seguridad comenzarán a verificar cada una de las hipótesis contenidas en la propuesta. Pero el interés no se circunscribe sólo a los científicos; la sociedad en su conjunto es hoy también consciente de la importancia de las alternativas energéticas.

La energía es un factor esencial en el bienestar y la salud de las gentes, y de ahí que cualquier perspectiva de futuro deba contemplar la necesidad de producirla en cantidades adecuadas para hacer frente a la inevitable demanda de un mundo en el que, salvo en los países más desarrollados, lo que hay es escasez y no abundancia de recursos energéticos; no debe olvidarse que la mayoría de la población mundial carece del aporte mínimo de energía para poder cubrir sus necesidades más vitales. Lo que no obsta para propiciar el ahorro precisamente en aquellos países opulentos que despilfarran un recurso precioso, especialmente si tenemos en cuenta las agresiones medioambien tales que ello conlleva y el agotamiento previsible de las fuentes disponibles.

Esas fuentes de energía se reducen hoy, básicamente, a los combustibles fósiles, extremadamente valiosos para otros fines en los que son insustituibles, con reservas limitadas en el medio plazo y con problemas de contaminación atmosférica; la energía nuclear convencional, peligrosa desde el punto de vista ambiental y con residuos de difícil tratamiento, y las energías renovables, incapaces de proporcionar grandes cantidades. En cuanto a la única otra posibilidad de futuro, como es la energía de fusión nuclear, su horizonte de aplicabilidad es lejano y tecnológicamente problemático.

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Por eso, en un panorama sin innovaciones de fuste en mucho tiempo, es tan bienvenida esta idea. Se trataría de una nueva forma de energía nuclear, es decir, proveniente de la conversión en energía de una parte de la masa de ciertos núcleos atómicos, que, al parecer, no presenta los agudos problemas de residuos peligrosos de larga duración y el riesgo de la posible pérdida de control de las centrales nucleares convencionales. Si pudieran garantizarse estas condiciones, podría convertirse en uno de los más importantes hallazgos de las últimas décadas en la ciencia aplicada.

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