Cartas al director

Aterrada

Cada vez que enciendo el televisor me siento aterrada. ¿Saldrá mi cara por la pantalla, mientras al fondo alguien lloroso me suplica que vuelva a casa? ¿Algún enamorado desconocido, del que yo ni siquiera tenía noticia, se declara ante mis narices y las de algún que otro millón de espectadores, dejándome con el tenedor en suspenso? ¿O quizá fui testigo de algún crimen y, sin enterarme, pasé por encima del cadáver? Sólo me falta encontrarme un dinosaurio debajo de mi cama.Señora Francis, vuelva, por favor. La necesito-...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Cada vez que enciendo el televisor me siento aterrada. ¿Saldrá mi cara por la pantalla, mientras al fondo alguien lloroso me suplica que vuelva a casa? ¿Algún enamorado desconocido, del que yo ni siquiera tenía noticia, se declara ante mis narices y las de algún que otro millón de espectadores, dejándome con el tenedor en suspenso? ¿O quizá fui testigo de algún crimen y, sin enterarme, pasé por encima del cadáver? Sólo me falta encontrarme un dinosaurio debajo de mi cama.Señora Francis, vuelva, por favor. La necesito-

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En