Goleada del Madrid B en duelo de filiales

Una imagen resumió el partido disputado el sábado en la Ciudad Deportiva. Tras un ataque madridista que rozó el gol, los defensores bilbaínos empiezan a gritarse los unos a los otros, se desgañitan y se forma un improvisado coro de voces disonantes en el que nadie escucha al que tiene a su lado: cada uno canta su propia canción. Y el cante de unos defensas perdidos en sus desesperados monólogos obliga a un delantero como Vidaurrazaga a bajar a poner orden. Descontrol defensivo en estado puro. Ése fue el factor determinante en un partido en que el filial madridista no tuvo que hacer ...

Una imagen resumió el partido disputado el sábado en la Ciudad Deportiva. Tras un ataque madridista que rozó el gol, los defensores bilbaínos empiezan a gritarse los unos a los otros, se desgañitan y se forma un improvisado coro de voces disonantes en el que nadie escucha al que tiene a su lado: cada uno canta su propia canción. Y el cante de unos defensas perdidos en sus desesperados monólogos obliga a un delantero como Vidaurrazaga a bajar a poner orden. Descontrol defensivo en estado puro. Ése fue el factor determinante en un partido en que el filial madridista no tuvo que hacer grandes alardes para imponerse con comodidad. Metió cuatro goles, pero podrían haber sido unos cuantos más.

En la primera parte, el Real Madrid B dispuso de tres oportunidades. Y las tres se alojaron entre los tres palos del marco visitante. El detalle de calidad lo puso el brasileño Luiz Fernando: con una vaselina desde 25 metros, superó a un despistado Álvaro y puso en pie al respetable.

Los bilbaínos no dieron pie con bola. El gol psicológico que marcaron antes del descanso les sirvió de poco y su escasez de ideas se estrelló una y otra vez contra una ordenada zaga madridista.