FÚTBOL MÁS EMOCIÓN EN LA LIGA

El Madrid respira en Tenerife

El equipo de Floro evitó esta vez la derrota en el escenario de sus últimos desastres

CARMELO RIVERO, El Tenerife-Real Madrid no res pondió a la expectación creada tras los últimos duelos entre los dos equipos. El recuerdo de los desastres madridistas presidió el encuentro. Esta vez, el Madrid pudo respirar al final del partido. Benito Floro traía la lección aprendida. El Madrid no está para florituras y un empate en Tenerife, con las connotaciones psicológicas que ello tiene para el club blanco, era un gran balón de oxígeno. El cuadro dirigido por Floro sólo buscó la victoria con un fútbol tímidamente ofensivo en los últimos minutos. El Madrid, que fue despedido con una...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

CARMELO RIVERO, El Tenerife-Real Madrid no res pondió a la expectación creada tras los últimos duelos entre los dos equipos. El recuerdo de los desastres madridistas presidió el encuentro. Esta vez, el Madrid pudo respirar al final del partido. Benito Floro traía la lección aprendida. El Madrid no está para florituras y un empate en Tenerife, con las connotaciones psicológicas que ello tiene para el club blanco, era un gran balón de oxígeno. El cuadro dirigido por Floro sólo buscó la victoria con un fútbol tímidamente ofensivo en los últimos minutos. El Madrid, que fue despedido con una sonora pita, mereció el des contento del público en algunas fases del segundo tiempo cuando sus jugadores se limitaron a con gelar el balón en la zona ancha.

Más información

El Madrid parecía impotente y falto de fe en sus posibilidades para desnivelar el marcador. Los aficionados entendían que el Madrid no podía, por su categoría, comportarse de igual forma conservadora que el Celta hace dos jornadas. El Tenerife tampoco supo construir su mejor fútbol. La entrada de Conte en el minuto 69 imprimió mayor brillantez y profundidad al juego de los locales al crear este jugador las mejores ocasiones de gol, si bien hallaron siempre la intervención inspirada de Buyo, sobresaliente.

El conjunto blanco resta su negativo, pero no ha logrado tampoco en Tenerife resolver su crisis de ideas. Jugadores como Martín Vázquez o Michel ya no son capaces, por lo visto, de conducir a su equipo con claridad y fluidez. Es un cuadro que continúa inmerso en un mar de dudas. Ya no es el que sabía implantar su ley y poder intimidatorio con sólo saltar al césped.

De otra parte, al Tenerife no parecía motivarle especialmente una victoria sobre el Madrid. Quizá sus jugadores tenían la mente más centrada en el partido de la Copa de la UEFA del próximo martes frente al Olympiakos. El conjunto blanquiazul tampoco tenía su noche. Jorge Valdano tuvo que sustituir a Latorre, que no daba una a derechas, por Dertyc1a. El cambio no aportó demasiada calidad en el ataque, pero sirvió para encerrar más aún al Madrid. El argentino pudo abrir el marcador en el minuto 67 con un disparo colocado que paró Buyo.

El Tenerife-Madrid de los primeros minutos fue una caricatura de los dos encuentros anteriores que habían jugado ambos equipos, con victoria para los locales y la pérdida, en las dos ocasiones, de la Liga para el equipo blanco. Valdano quiso despejar cualquier sospecha sobre la carga emotiva asegurando que el Tenerife es experto en fabricar tensión. Pero el técnico argentino erró en su premonición.

Los dos equipos jugaron al principio sin gancho. Ambos parecían respetarse. El Madrid esperó al Tenerife siempre en su campo e intentó montar algún contraataque con peligro que sólo funcionó en una ocasión, en el minuto 43, en que Alfonso entró en el área y dejó el balón atrás a Zamorano, pero Ochotorena desbarató la ocasión de gol.

El Tenerife, que salió marcando un ritmo vertiginoso en su juego, fue desacelerando sus ímpetus iniciales al encontrarse enfrente a un Madrid bien colocado en su parcela. El equipo de Floro no dejaba huecos en su retaguardia y esto obligó al Tenerife a mover el balón con más lentitud para buscar alguna pared o jugada individual de sus jugadores más ofensivos. En el minuto 37, Felipe desniveló a su marcador en el área chica y dejó un balón a Latorre, con Buyo batido, que el argentino no supo empujar al fondo de las mallas. Dos minutos después, con un Tenerife más animado y volcado, Latorre dejó un balón en profundidad a Ezequiel Castillo, al que le ganó Buyo en la salida.

El Tenerife funcionó en el ataque cuando recuperaba algún balón en el medio campo y conseguía su control Redondo. Por lo demás, su juego, como el del Madrid, fue muy espeso.

Archivado En