El gamberrismo se ha sofisticado, según la policía inglesa

La Bestia no ha muerto. Al contrario: vuelve con una cara distinta. Esta es la advertencia lanzada ayer por la policía inglesa a sólo tres días del inicio de la Liga de fútbol de aquel país. El gamberrismo, lejos de haber desaparecido, sobrevive. Ha cambiado sus hábitos, sus estrategias y hasta su liturgia, pero no sus objetivos: aprovechar los partidos para consumar la violencia y la delincuencia. La policía inglesa avala sus pesimistas vaticinios con un claro aviso para sus colegas del continente: las competiciones internacionales de fútbol, que comenzarán a mediados de septiembre, pueden pa...

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La Bestia no ha muerto. Al contrario: vuelve con una cara distinta. Esta es la advertencia lanzada ayer por la policía inglesa a sólo tres días del inicio de la Liga de fútbol de aquel país. El gamberrismo, lejos de haber desaparecido, sobrevive. Ha cambiado sus hábitos, sus estrategias y hasta su liturgia, pero no sus objetivos: aprovechar los partidos para consumar la violencia y la delincuencia. La policía inglesa avala sus pesimistas vaticinios con un claro aviso para sus colegas del continente: las competiciones internacionales de fútbol, que comenzarán a mediados de septiembre, pueden padecer el resurgir de acciones violentas.El superintendente Adrian Appleby, jefe de la unidad de fútbol del Servicio Nacional de Inteligencia Criminal, aseguró que un grupo de unos 500 gamberros, dirigidos por hombres jóvenes elegantemente vestidos, planean utilizar los partidos en el extranjero para acciones criminales. Appelby explicó que una de las bandas más peligrosos es la llamada Cazadores de Cabezas, que cuenta con 80 miembros, todos ellos hinchas del Chelsea. "Siempre viajan en primera clase y dicen que son directores de empresa cuando son arrestados. El club es su religión y, de no ser por el fútbol, ahora serían criminales", añadió.

Financiamiento misterioso, vestimenta impecable y estudiados métodos de agitación son las señas de identidad de los nuevos hooligans. La citada unidad policial, que engloba a siete oficiales en Londres y a 93 repartidos por todo el país, hizo público ayer su informe sobre la temporada 1992-93. En dicho periodo, 6.239 personas fueron arrestadas durante los partidos (6.378 en el año anterior, y 5.586 en 1991) y otras 4.419 expulsadas de los estadios por comportamiento incorrecto. Appelby advirtió de la "falsa impresión de seguridad" que rige en el fútbol actual. La criminalidad no ha disminuido, sino que se ha desplazado lejos de los estadios en las horas previas o posteriores al partido.

Los 6.000 gamberros fichados aprovechan los desplazamientos de sus equipos para cometer actos vandálicos en aquellos lugares en los que no son conocidos. Entre sus hazañas se cuentan robos, violaciones y tráfico de dinero falso, además de las habituales alteraciones del orden público. En. algunos casos, siempre según el informe policial, los gamberros aprovechan los viajes al extranjero para comprar material violento que no pueden encontrar en Gran Bretaña. Los más duros poseen un historial con seis . o más expulsiones de diferentes países. Acostumbran a viajar sólo con el billete de ida, conscientes de que serán repatriados a la fuerza.

La conexión con la extrema derecha británica está fuera de toda duda. El Partido Nacional Británico ha reclutado a muchos de sus militantes entre los grupos de gamberros de clubes como el Chelsea, el Glasgow Rangers o el Hearts o Midlothian escocés. El tema inquiera la policía inglesa a sólo tres años de la celebración en aquel país de la Eurocopa de Naciones.

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