ELECCIONES 6 JUNIO

González ve en el PP una amenaza a la tolerancia

El presidente del Gobierno, Felipe González, afirmó ayer en Barcelona que si gana la derecha "la tolerancia está amenazada". El líder socialista protagonizó su antepenúltimo mitin y desanimó a quienes creen que está cansado de la vida política: "Me queda energía para cuatro años, otros cuatro y otros cuatro". En el Palau Sant Jordi de Barcelona, a González le resultó más dificil que nunca hablar de política, ya que casi 40.000 personas coreaban su nombre, por lo que el clima emocional creado no propiciaba grandes disquisiciones.

La plana mayor del Partit dels Socialistes de Catalunya (P...

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El presidente del Gobierno, Felipe González, afirmó ayer en Barcelona que si gana la derecha "la tolerancia está amenazada". El líder socialista protagonizó su antepenúltimo mitin y desanimó a quienes creen que está cansado de la vida política: "Me queda energía para cuatro años, otros cuatro y otros cuatro". En el Palau Sant Jordi de Barcelona, a González le resultó más dificil que nunca hablar de política, ya que casi 40.000 personas coreaban su nombre, por lo que el clima emocional creado no propiciaba grandes disquisiciones.

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La plana mayor del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) se mostró eufórica por conseguir para su candidato a la presidencia del Gobierno un baño de adhesiones como no ha recibido numéricamente en esta campaña. "Me cuesta hablar de política, sólo me salen sentimientos", dijo González, tras escuchar durante tres horas elogios sin fin de sus compañeros de partido y de representantes de la cultura, la universidad y el arte.Entre los asistentes se encontraban el premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, los cantantes Joan Manuel Serrat y Loquillo, y la candidata al Senado Victòria Camps.

El líder socialista desgranó sintéticamente su programa y dedicó algunos ataques a la derecha. "No digo que peligre la democracia, pero sí que la tolerancia está amenazada", dijo, en referencia a una victoria del Partido Popular.

Para sustentar este pronóstico se apoyó en alguno de los discursos que acababa de escuchar. Había oído al humorista Miguel Gila dolerse de las descalificaciones que había recibido desde que anuncié su apoyo al PSC. "Nadie podrá decir que algún socialista ha criticado a algún artista o a algún personaje de la vida pública porque apoye al PP. Nosotros aceptamos el pluralismo, pero, desde luego, no nos van a callar", señaló.

Las intervenciones del vicepresidente del Gobierno, Narcís Serra, y del primer secretario de los socialistas catalanes, Raimon Obiols, se ciñeron a algunas de las características de la campaña de los socialistas catalanes que, sin embargo, no fueron mencionadas por González. Así, uno y otro pidieron el voto para su partido para evitar que "la derecha catalana pacte con la derecha española", en referencia a CiU y al PP. "CiU no ha desmentido que pueda pactar con el PP", insistió Serra. González ni mencionó este asunto, toda vez que las cábalas políticas señalan la posibilidad nada desdeñable de que tenga que solicitar apoyo a la formación de Jordi Pujol para formar gobierno.

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El antepenúltimo mitin de González tuvo unas características muy diferentes a los que ha celebrado hasta ahora. Los socialistas catalanes prepararon una suerte de festival en el que alternaron las intervenciones políticas con las palabras de salutación y apoyo de personajes ajenos al partido.

En este acto de más de tres horas, presentado por dos actores, se leyeron comunicados y una carta emotiva de Antonia Maciá, viuda del ex presidente de la Generalitat Josep Tarradellas. Esta anciana, presente en el acto sin contener la emoción que la embargaba, pedía en su texto que nadie olvidara el pasado.

Hubo mucho de revival, ya que también los cantantes Loquillo y Serrat dijeron estar allí porque sus respectivos padres no podían participar en esta fiesta al haber fallecido, aunque toda su vida fueron cercanos al proyecto que representan los socialistas.

El premio Nobel Gabriel García Márquez fue reclamado desde el escenario antes de que interviniera Felipe González, pero se negó a subir y fue saludado por González, sentado delante de él, en medio de una atronadora ovación. Fuentes próximas al escritor explicaron que García Márquez está en Barcelona desde hace un semana y no descartaron una entrevista con González.

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