Entrevista:ELECCIONES 6 DE JUNIO

"Aznar ha mentido incluso bajo juramento"

"La derecha me ha disparado con bala, pero mi piel es de rinoceronte"

Alfonso Guerra, vicesecretario general del PSOE, afirma que él no va estar en "un partido socialista a la americana". Los cambios que la sociedad exige a los partidos no pueden hacerse "sobre la base de que las diferencias ideológicas no existen". En su opinión, el PP plantea el peligro de radicalizar la sociedad.

En la antesala de los 53 años -los cumple mañana- Alfonso Guerra reparte su vida durante la campaña entre mítines y su trabajo en la sede del partido. El responsable de la maquinaria electoral socialista sigue convencido del triunfo, aun por los pelos, del PSOE. Su objetivo es...

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Alfonso Guerra, vicesecretario general del PSOE, afirma que él no va estar en "un partido socialista a la americana". Los cambios que la sociedad exige a los partidos no pueden hacerse "sobre la base de que las diferencias ideológicas no existen". En su opinión, el PP plantea el peligro de radicalizar la sociedad.

En la antesala de los 53 años -los cumple mañana- Alfonso Guerra reparte su vida durante la campaña entre mítines y su trabajo en la sede del partido. El responsable de la maquinaria electoral socialista sigue convencido del triunfo, aun por los pelos, del PSOE. Su objetivo es minar la figura del líder del PP, al que acusa de utilizar la mentira y la demagogia.Pregunta. Usted asesorará a González para el segundo debate televisado con Aznar. ¿Qué consejos técnicos le dará?

Repuesta. Siempre estoy dispuesto a dar mis opiniones, pero Felipe González no es una persona que necesite un marketing como Aznar, ¿no? Un marketing de chuletas que se estudia de memoria, se le pregunta y hace una especie, de simulación.

P. ¿Consejos políticos entonces?

R. Puedo dar opiniones, sugerencias. ¿Qué consejos puedo darle a Felipe González, que es el político más importante que ha tenido el siglo XX en España? Sería pretencioso.

P. ¿Le sorprendió Aznar en el debate?

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R. No; respondió a lo que pensaba que iba a ser. Había estudiado con expertos de la CEOE y del Opus Dei las recetas y las repetía continuamente.

P. Entonces, visto el resultado, quizá la preparación no fue la más adecuada por parte de González.

R. Lo que se vio fue un enfrentamiento entre dos personas con comportamientos personales distintos. El candidato del PP es una persona que ha utilizado la demagogia, que ha mentido reiterada y descaradamente en algunas cuestiones. En Estados Unidos, probablemente, su propio partido lo retiraría ya como candidato. Yo sé que ha mentido en otras muchas ocasiones, incluso bajo juramento.

P. Pónganos un ejemplo.

R. En algún documento lo ha hecho, y estoy dispuesto a precisar, pero es mejor que él lo niegue antes.

P. ¿Y qué más utilizó Aznar?

R. Demagogia y agresividad, pero creo que le ha autotraicionado algo que no ha sabido controlar. Esa sonrisa ha causado pavor en un sector muy importante de la sociedad, una sonrisita un poco de hiena que asusta. ¿Qué es más ético: morder en la yugular o exponer razonamientos?

P. Pero usted llegó a menospreciar al candidato y ahora están con una derrota psicológica.

R. No, yo nunca he menospreciado al candidato, porque no hay enemigo pequeño nunca.

P. ¿Le hubiera gustado a usted sentarse frente a Aznar?

R. Gustar, gustar... Pasar un rato... no con, sino contra el señor Aznar: alguna diversión habría tenido.

P. ¿Van 0 a 1?

R. Eso está por ver.

P. ¿Los puntos más débiles del líder del PP?

R. Mi impresión es que él domina muy poco el terreno económico, el de la política internacional y lo que es el bienestar social. Sólo utiliza latiguillos. Y aquí hay un problema muy grave de contradicción política, porque el señor Aznar hace un análisis absolutamente catastrofista y negativo de lo que han hecho los socialistas. Pero termina diciendo que no lo quiere cambiar todo. ¿Y dónde está lo que está bien a su juicio? No aparece en su discurso.

P. ¿Y en el suyo?

R. Hay un termómetro serio para medir lo que se ha hecho. En primer lugar, la estabilidad que ha adquirido España, que es muy alta, y también se pueden apreciar los avances en prosperidad, con un aumento del 40% en la riqueza, y el prestigio internacional: reconocerlo es algo de sentido común.

En materia de igualdad se puede apreciar la protección sanitaria extendida a siete millones de personas o en las nuevas pensiones para tres millones. Y de una forma indirecta, no hay más que mirar las estadístícas y comprobar las cifras de teléfonos instalados o los kilómetros de autovías.

P. ¿En qué medida este primer cara a cara puede haber influido en el voto de los indecisos?

R. Sobre esto se han deslizado opiniones poco ajustadas. Hay 6.600.000 indecisos, y creo que el otro día no se movieron más allá de 600.000, y no todos en la misma dirección.

P. Parece satisfecho de cómo van las cosas.

R. Creo que la campaña está un poco como revirada, porque la derecha española, en este caso el PP, ha creído que para incrementar sus votos debería hacer un esfuerzo en dos sentidos: intentar recoger un sector de centro y también la extrema derecha. Esto es algo que ya se hizo durante la primera etapa de Fraga y eso se aceptó en tanto que Fraga había conseguido que la extrema derecha -se decía entonces- entrara en el arco constitucional. Eso fue saludado además como un ejemplo de sanidad política, y creo que no era un disparate.

El caso de Aznar es diferente. El peligro es que esta extrema derecha, para apoyarle, le ponga condiciones. Y algo de esto se está viendo. No sólo porque él se vea obligado a hacer méritos del régimen anterior; por ejemplo, ese saludo romano que hace, esos colores azul mahón que utiliza recordando la Falange. En los actos públicos menciona críticamente a Franco y le contestan "¡viva Franco!", y cuando menciona a los socialistas, le piden venganza, y en algunos mítines, gritos de "mátalos".

P. Pero su tesis se ve contrarrestada en los sondeos, porque la subida espectacular del PP parece indicar que el voto de centro es el principal aporte.

R. Eso no está en contradicción con lo que yo digo, en absoluto. Ese centro que puede ir al PP no condiciona. Y los otros, aunque los votos sean menores, sí. El peligro está en que la extrema derecha saque algo a la derecha del arco constitucional. Es decir, que se radicalice la sociedad, que se vuelvan a dividir más netamente los dos sectores de la sociedad, progresista y conservador, o, en términos tradicionales, la derecha y la izquierda.

P. Entonces, cuando comparó a Aznar con Tejero y Franco no era una broma.

R. No los comparé directamente. Si él se siente comparado, alguna razón tendrá. Quizá a lo mejor al hombre le vienen algunas sensaciones, más que ideas, porque ha veraneado muchos años en la casa de Onésimo Redondo y parece que tenía devoción, en el trato de los objetos que pertenecieron al líder falangista.

P. En esta campaña está interviniendo menos que antes.

R. No, no. Ésa es una sensación inducida. De las personas más conocidas del partido, soy quien más actos públicos va a hacer. Lógicamente, el candidato Felipe González es el que más, pero el segundo soy yo. Y si se quiere hacer referencia con 1989, exactamente voy a hacer el doble de grandes mítines.

P. ¿Y hay algún mitin previsto junto a González?

R. Sí, el cierre de campaña en Sevilla.

P. Como maquinista principal de la campaña díganos cuál es su previsión. ¿Van a ganar o habrá tormenta electoral?

R. Ni tormenta ni ese vértigo electoral que se puede producir 48 horas antes de acudir a las urnas. Mi predicción es que el PSOE va a ganar las elecciones, desde luego, no con las diferencias con que lo ha hecho antes. Por resumir mucho, el empate técnico es posible, aunque los datos de que disponemos son que el partido socialista va a ser el primer partido.

P. Como no va a haber mayoría, ¿con quién van a pactar un nuevo Gobierno?

R. He diseñado una campaña que conduzca a tener una mayoría suficiente para gobernar, no he contemplado la posibilidad de coalición.

P. ¿Se ve de nuevo en el Gobierno?

R. Ni se me pasa por la mente.

P. ¿Cree que en esta campaña el voto de IU favorecerá al PP y perjudicará al PSOE?

R. Lo que sí es verdad es que en algunas elecciones se ha llamado al voto útil y ahora estamos en otra situación, porque el voto que puede ir a IU no se va a perder, pero va a ser un voto útil para la derecha, aunque no se vote con esa intención.

P. Hay dirigentes socialistas que anticipan que, después de las elecciones, la batalla política será profunda en el seno del partido.

R. Incluso si se produce una batalla profunda, no será en función de si se ganan o no las elecciones, porque tenemos una amortiguación de 114 años de historia, no es un partido que se reinventa cada cuatro años como hace la derecha española.

P. Un sector defiende cambiar la estructura actual e ir hacia una formación más a la americana.

R. Siempre ha habido posiciones, y recuerdo el debate importantísimo de 1978 en que hubo dos concepciones. Triunfó la tesis de un partido de mayoría que tenía que ampliar su base social, y así se hizo frente a quienes defendían continuar siendo un partido para la minoría.

P. ¿Habría que cambiarle el nombre al PSOE?

R. Yo no lo veo necesario.

P. El hecho es que se está dando una batalla política en la dirección y se han producido crisis recientes por la concepción del partido. ¿Cuál cree que va a prevalecer?

R. La vida es conflicto y la crisis es saludable para los colectivos. Hay que aunar criterios encauzados en un debate democrático; lo que no vale es llegar al saloon pegando tiros. La batalla política se ha dado siempre: ¿quien va a ganar? Lo tienen que decidir los 350.000 militantes. El PSOE fue concebido de una manera muy marcada, y el colectivo se resistirá a que se modifique la esencia del partido.

P. Pero ¿el actual PSOE no puede quedar obsoleto?

R. Es, verdad que la sociedad cambia vertiginosamente, pero nadie puede desfigurar esos cambios sobre la base de que han desaparecido las clases o de que las diferencias ideológicas no existen. No es verdad.

P. ¿Se ve como dirigente o militante de un Partido socialista conformado a la americana?

R. No. Yo estoy en contra de una formación política a la americana que se hiberna y reaparece para recaudar fondos en las campañas y hacer numeritos de globos. Yo creo que ésa no es la misión de un partido progresista.

P. ¿Cómo ve la decisión de Benegas de difundir la carta en la que anunciaba su dimisión a Felipe González?

R. Yo no era partidario, pero él creyó que era conveniente, y lo respeto. Algunas personas utilizaron los medios de comunicación para crear confusión. Creyó que era necesario clarificar las cosas y lo hizo.

P. ¿Cree que ayudó al secretario general?

R. No creo que ese documento fuera contra el secretario general. Clarificó las cosas.

P. Gente de su partido dice que esa carta, al final, evitó una ruptura interna que parecía inevitable.

R. Quizá eso es muy fuerte, pero la gente de este partido piensa lo que quiere y además lo dice. Estamos muy poco acostumbrados a implicar a los militantes, sobre todo a los más conocidos, en un acto de disciplina. Se han hecho pronunciamientos absolutamente contrarios que en otro partido no habrían durado ni cinco minutos.

P. Pero el máximo responsable...

R. Soy el vicesecretario general, pero no el responsable de organización.

P. Al final va a resultar que es usted un blando.

R. Yo soy un blando, y a lo mejor, el último romántico.

P. ¿Esa crisis interna provocó la convocatoria de elecciones?

R. No creo que la convocatoria de elecciones tuviera relación con esto. Yo defendí que las elecciones se hubieran celebrado en octubre pasado. Para mí no ha sido un adelanto, sino un atraso.

P. ¿Qué pasa? ¿No le hacen mucho caso?

R. No siempre. En el partido he quedado en minoría miles de veces, tantas como en mayoría.

P. ¿Su relación con González es más distante ahora?

R. Esto es motivo de interpretaciones desde hace 15 años. Y pasamos por etapas. Unos dicen: "Ahora están muy bien". Y luego: "Ahora no se hablan". Somos dos personas muy diferentes y nos hemos complementado bien. Las relaciones personales son muy buenas, afectivas.

P. Si por algo se ha visto afectado es por el famoso escándalo de su hermano Juan Guerra. ¿En qué manera le ha condicionado?

R. En la política he adquirido algunas virtudes, y una de ellas es que mi piel se ha convertido en la de un rinoceronte. Tengo poquitas ideas, pero muy claras. Anuncié el 22 de febrero de 1991 en Vitoria, y me acuerdo muy bien de la fecha porque es el aniversario de la muerte de Machado, lo que yo creía que había ocurrido: la derecha económica y política, algunos grupos concretos de la información, han interpretado que para el moldeado del partido socialista veían ellos un obstáculo en mi persona. Han disparado con balas de matar. No hay un día en que no se me brinde la idea de pasar de villano a héroe, con la condición de que me quite de en medio.

P. Pero es que la munición, la corrupción, no se la inventaron.

R. Esa munición la ha puesto la derecha. Tengo una maravillosa anécdota de una personalidad que me dijo: "La historia le hará justicia". Pero hombre, le dije, adelántela un cuartito de hora y póngalo en su medio.

P. Pero usted daba la imagen de ser el azote de la corrupción y ahora, para un sector social, partido socialista, Gobierno y Alfonso Guerra son sinónimos de eso que combatía.

R. Se pueden manipular los hechos y hacer que una mentira sea creída por un sector de la sociedad. Goebbels consiguió que una parte del pueblo alemán aplaudiera a Hitler como un salvador. Esta técnica, hoy llamada mercadotecnia política, se está utilzando en España.

P. Pero ¿ha tenido que pasarlo mal?

R. No tanto como algunos quisieran.

P. Usted, como González, ¿se enteró de Filesa por los periódicos?

R. Yo le preguntaría a Aznar si él se enteró de lo de Burgos por los periódicos, ¿o lo sabía antes? Si lo sabía antes es que estaba en el ajo. ¿Cómo se enteró de la compra de votos en Calvià? ¿Por los periódicos o es tan listo que se enteró antes?

P. Pero lo de Filesa...

R. Ahí lo que pasa es que algunas personas con vinculación con el partido socialista estaban en una empresa y hay una investigación judicial. Pero judicialmente nadie ha imputado nada al partido socialista.

P. ¿Dentro han hecho una investigación?

R. No hemos encontrado esas conexiones.

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