Tribuna:

El rostro

En esta campaña todo el mundo presume de conocer el verdadero rostro de los otros. "Ahí están esos tres millones de parados", dicen unos, "ése es el verdadero rostro del PSOE". "Fijaos en el fondo azul de sus carteles", afirman los de enfrente, "ése es el verdadero rostro del PP". El verdadero rostro no es siempre la misma cosa. Por ejemplo, el verdadero rostro del PP en algunos sitios es Naseiro, y el del PSOE, Navarro; mientras que en otros lugares pueden ser Matanzo y Eligio Hernández, respectivamente. O sea, que a veces confunden los intestinos con la cara.En cualquier caso, lo que sí par...

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En esta campaña todo el mundo presume de conocer el verdadero rostro de los otros. "Ahí están esos tres millones de parados", dicen unos, "ése es el verdadero rostro del PSOE". "Fijaos en el fondo azul de sus carteles", afirman los de enfrente, "ése es el verdadero rostro del PP". El verdadero rostro no es siempre la misma cosa. Por ejemplo, el verdadero rostro del PP en algunos sitios es Naseiro, y el del PSOE, Navarro; mientras que en otros lugares pueden ser Matanzo y Eligio Hernández, respectivamente. O sea, que a veces confunden los intestinos con la cara.En cualquier caso, lo que sí parece necesario para concurrir a las elecciones con alguna posibilidad de ganar es tener un rostro verdadero, aunque algo oculto, y otro más visible del que curiosamente no se predica que sea falso; o sea, que a lo mejor también es verdadero, pero gelatinoso o blando, no sé. Anguita, sin embargo, no tiene rostro, o quizá tiene uno solo porque sus posibilidades de llegar a La Moncloa son muy escasas. Si éstas aumentaran de forma espectacular, seguro que su verdadero rostro sería la miseria de los países del antiguo bloque del Este. Para el candidato de IU, por otra parte, esto de los rostros es una exageración: no hay más que uno, el de Reagan, que comparten a medias el PP y el PSOE. Ahora que, para partido sin rostro, el CDS. Nadie alude al verdadero rostro del CDS porque eso significaría suponer que tiene dos, cuando es muy difícil dar con uno solo debajo de las ojeras de su líder.

¿Y cuál sería el verdadero rostro del electorado? ¿El de esa masa perpleja de indecisos que unas veces los ves con el bigote de Aznar y otras con la cazadora de Felipe? Quizá sí, pero eso, más que un rostro, parece una jeta.

O sea, que el cuerpo electoral lo tiene crudo.

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