Se acabo la farsa

El comienzo oficial de la campaña obliga a los partidos, a intensificar sus esfuerzos después de 33 días de rodaje electoral

Ha sido usted víctima de un espejismo. Hasta la pasada medianoche no comenzó oficialmente la campaña electoral, y por tanto la autorización legal para pedir el voto a la ciudadanía. Por lo .que la sucesión de mítines, debates, carteles, vallas, caravanas, abrazos, besos, hurras y palmadas eran sólo parte de una ficción llamada precampaña que es exactamente lo mismo que la campaña, pero avergonzándose de reconocerse como tal. Anoche, por in, con la tradicional y fotográfica pegada de carteles, comenzó el sprint final hasta el 6 de junio.Felipe González, como es habitual, no partic...

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Ha sido usted víctima de un espejismo. Hasta la pasada medianoche no comenzó oficialmente la campaña electoral, y por tanto la autorización legal para pedir el voto a la ciudadanía. Por lo .que la sucesión de mítines, debates, carteles, vallas, caravanas, abrazos, besos, hurras y palmadas eran sólo parte de una ficción llamada precampaña que es exactamente lo mismo que la campaña, pero avergonzándose de reconocerse como tal. Anoche, por in, con la tradicional y fotográfica pegada de carteles, comenzó el sprint final hasta el 6 de junio.Felipe González, como es habitual, no participó anoche en la apertura de la campaña. El presidente del Gobierno dejó la tarea a sus compañeros de partido. En Madrid, el ministro de Exteriores, Javier Solana, pegó carteles en la plaza de la Remonta en el distrito de Tetuán, donde estuvo acompañado de los ex ministros José Barrionuevo y Joaquín Almunia, los tres candidatos del PSOE por Madrid al Congreso, a los que se unieron los aspirantes al Senado Juan Barranco y Ana Tutor. En el acto también participó el presidente de la Comunidad de Madrid, Joaquín Leguina.

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El líder del PP, José María Aznar, abrió la campaña en la plaza de Oquendo, en el centro de San Sebastián, dejando al descubierto un decorado que simulaba una valla electoral, el cartel con su retrato y el lema "Ahora PP. Gobierno para todos". Un centenar de seguidores y otros tantos periodistas asistieron al acto. Aznar posó con su esposa, Ana Botella, y los números uno al Congreso por las tres provincias de la Comunidad Autónoma Vasca. Reclamado por un espontáneo, el presidente del Partido Popular recibió un enérgico abrazo hasta que se quejó: "Que me vas a matar".

Los primeros carteles de Izquierda Unida se colocaron a las once de la noche (hora canaria) en presencia de Julio Anguita en la plazoleta de Milton, en un barrio residencial de Las Palmas, escogido porque garantizaba las conexiones en directo de las televisiones. Anguita se resistió a colocar un cartel porque considera que, como habitualmente no lo hace, no tenía porque hacerlo en esta ocasión. "Esto es un montaje tipo yanquilandia ", dijo Anguita.

Los centristas volvieron a elegir para abrir su campaña la plaza de Chamberí de Madrid. Allí acudió su candidato a La Moncloa, Rafael Calvo Ortega, que fue jaleado con los habituales gritos de "Presidente, presidente". También pegaron carteles con el lema "Vota CDS, el centro" José Luis Gómez Calcerrada y Guadalupe Ruiz-Giménez, candidatos al Congreso.

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Los adelantados

El Partido Nacionalista Vasco (PNV) y Convergéncia i Unió (CiU) pidieron ayer el voto horas antes de que comenzara la campaña electoral. Tres periódicos de ámbito vasco sacaron una doble página en la que, junto a una gran fotografía de su presidente, Xabier Arzalluz, se pedía el voto para el PNV. Responsables de este partido aclararon que el "error" era "imputable exclusivamente" a la agencia que colabora en la campaña electoral.

También en Cataluña aparecieron ayer carteles de CiU pidiendo el voto para esta. coalición en Barcelona y Ripoll (Gerona). Fuentes de CiU aseguraron que había sido un error de: la empresa encargada de colocar las vallas publicitarias. Jordi Pujol y Miquel Roca asistieron posteriormente, junto a 500 militantes de la coalición, al acto inaugural, que comenzó a las 23.15 en el Palau de la Música.

Ésta que acabó anoche ha sido probablemente la más larga de las precampañas de la democracia: 33 días si contamos desde el primer madrugador mitin del PP tras la disolución del Parlamento. Y en buena medida lo ha sido porque nunca como ahora se presentaban los dos principales partidos compitiendo como en un chotis: ambos en un ladrillo. Nunca ha sido tanto un combate a dos, una velada en 33 -hasta hoy- asaltos entre el defensor del título y el aspirante, que nunca como ahora se ha sentido la gran esperanza, la gran alternativa.

En este mes y poquito, José María Aznar y sus populares se han presentado como el ungüento que necesita España para remediar sus males tras un decenio de Gobierno socialista: corrupción, despilfarro, paro y crisis.

El PSOE, con su principal activo, Felipe González, en vanguardia, ha respondido vehemente que al PP le falta programa, que sus propuestas no tienen sustancia y que no pueden garantizar la estabilidad de España. Los socialistas han planteado el gran escenario del progreso -ellos- frente al retroceso -sus oponentes- con la mirada puesta en la última centuria: "Nosotros, llevamos 10 años y ellos llevan siglo y medio; no les vendría mal un poco de paciencia, porque nosotros necesitamos cubrir un tramo más para continuar el progreso en este país". (González en León ante 11.000 fervientes seguidores).

Para ambos, la salida de la crisis ha sido el norte de sus mensajes, que, ambos también, iban trufando con un poco de coyuntura: Bosnia, Filesa, KIO, IPC, CEOE, para agitar el fantasma de que va a vencer el contrario.

Las encuestas que sitúan al PP en la más dulce posición de su historia, prácticamente igualado al PSOE en intención de voto, lanzaron a Aznar desde el inicio -el 18 de abril, cinco días después de disolverse las Cámarasa un ritmo frenético. Una gira que el presidente popular abrió acariciando una pata de conejo: su mitin inicial fue en Aranda de Duero, la misma localidad burgalesa donde en las autonómicas de 1987 inició la carrera que le llevó, contra pronóstico, a la presidencia de la Junta de Castilla y León.

Aunque Felipe González esperó una semana para entrar en calor -25 de abril en Badajoz-, el ganador de la velada de los 33 días ha sido él: ha congregado a 70.000 oyentes en ocho mítines. El aspirante Aznar ha reunido a mas parroquianos, cerca de 77.000, pero exactamente en el doble de actos: 16.

La televisión

Un actor nuevo ha introducido sustanciales variaciones con respecto a otros comicios: ésta es la primera campaña electoral que se celebra en España con televisiones privadas en pleno funcionamiento. El interés informativo -y comercial- de las cadenas privadas se ha sumado al innegable del PSOE por aceptar cualquier aparición de sus hombres en pantalla cuando las encuestas le son más esquivas.

En espera del gran combate audiovisual (los debates cara a cara entre González y Aznar el día 24 en Antena 3 y el 31 en Tele 5), ministros, dirigentes y candidatos han ido calentando a la afición en discusiones sectoriales: economía, infraestructuras, seguridad ciudadana, y otra vez economía... La novedad siempre funciona, y el menos apreciado de los combates fue seguido por 1.365.000 espectadores (Borrell versus Álvarez Cascos el día 17). Pero la expectación no tapa que casi uno de cada dos ciudadanos -un 43,90/1)- no ha visto ni uno de los seis debates a la americana (moderador, atriles, oradores de pie) programados hasta el momento por Antena 3 y La 2.

Las negociaciones entre dirigentes socialistas y populares para acordar al mínimo detalle las reglas del juego de la discusión entre sus dos líderes en las 625 líneas son casi comparables a las precisas para un pacto de Estado.

José María Aznar, además de prodigarse en nueve comunidades autónomas, ha demostrado que en Europa ya no hay fronteras: buscó apoyos más allá del territorio nacional y recibió en París el aplauso del alcalde Jacques Chirac, líder del derechista RPR. En Londres, John Major le presentó como el futuro primer ministro de España. Aunque González también ha sido transfronterizo en su viaje a Alemania.

El presidente se ha prodigado menos, pero el PSOE apostó desde el principio por su tirón para abarrotar polideportivos y plazas de toros. El defensor del título le ha echado a sus contrarios la historia encima: "Desde los tiempos del reinado de Carlos III, España no había vivido un momento de progreso y libertad como el del reinado de Juan Carlos I". La alusión al Rey causó verbales rifirrafes en días posteriores.

Si González citaba Borbones, Aznar sorprendía en Barcelona rescatando la memoria de un político teóricamente en las antípodas de las ideas del PP: Manuel Azaña, presidente de la II República. Los 600 asistentes vieron al candidato popular mostrar su hasta entonces inédita "vocación profundamente azañista".

González ha recuperado en sus mítines uno de los discursos en que, a la vez, cree más y se muestra más convincente: el regeneracionista. "No nos vencerán las dificultades, sino la resignación"; "soy un ciudadano como otro, humilde, alguien que entrega su esfuerzo por la cosa pública", ha asegurado en la tarima un candidato que reconocía sin pudor sus llagas -crisis económica, caso Filesa-, pero haciendo a renglón seguido profesión de fe ética y promesa de no volver a pecar.

Y hay que hacer de la necesidad, virtud. El jueves negro del 8% de la devaluación de la peseta y los 3.300.000 parados que, le explotaron al PSOE en la cara, González lo encaró recalcando el "valor político" que supone devaluar cuando se intenta pedir el voto. "Algunos colegas europeos me han dicho que esta decisión [la devaluación] mostraba coraje", se defendía el presidente mientras la oposición toda apretaba hileras señalándole con el dedo como mayor causante de la ruina de España.

Como no podía faltar, los candidatos han buscado el favor de sus audiencias desgranando ofertas y promesas. Aznar, en cuanto que aspirante a firmar en el BOE, ha pisado más el acelerador en este capítulo: plan de austeridad de las administraciones, código ético para los altos cargos de la Administración, privatización de una de las dos cadenas de TVE... Y compromisos tajantes contra la corrupción y el amiguismo que, dice, han extendido aceitosamente los socialistas.

González, al menos hasta ahora, se ha aferrado más en sus mítines a propuestas ya defendidas desde La Moncloa: pacto social a largo plazo entre empleados y empleadores con la vista puesta en un ahorro en rentas salariales y empresariales que permitiría crear más empleos; negociar "las condiciones de estabilidad en el mercado laboral", reforma de la vida de los partidos" y los reglamentos del Congreso y del Senado, etcétera.

El número dos del PSOE, Alfonso Guerra, ha intervenido en

un solo acto público. 7.000 personas le escucharon en Granada el día. 15 recuperar su clásico tono agrio y acusar a Aznar de emplear un saludo parecido al "fascista" como "un guiño a la extrema derecha".Los estrategas de Izquierda Unida habían diseñado una precampaña de tres semanas, una más de la oficial, pero no esperaban que sus rivales calentasen motores tan pronto. Con lo que salieron a trasmano y mientras González y Aznar llenaban plazas de: toros, Julio Anguita explicaba hasta la extenuación sus proputestas económicas ante menos de 1.000 personas en pequeñas plazas de pueblo. El candidato de lU ha ido remontando después en su lucha por no ser atrapado por la tenaza de los dos grandes y hacer una precanipaña de explicación y programa que no sea "chismes y opio del pueblo".

Cada día, un sector

En Cataluña, el evidente protagonista de la precampaña ha sido Miquel Roca, candidato al Congreso de CiU por Barcelona y secretario general convergente, según informa la Redacción de EL PAÍS en Barcelona.

Mientras los demás candidatos han concentrado casi todas sus escasas actividades en los fines de semana, Roca se reunía cada día con un sector económico, con una entidad cívica o con una asociación ciudadana o deportiva para detallar el programa de CiU. Los socialistas han centrado sus actos en los fines de semana, ya que sus principales candidatos -Narcís Serra, Jordi Solé Tura y José Borrell- tienen que atender sus tareas de gobierno.

Crisis y programa han sido los ejes para las formaciones nacionalistas vascas. El PNV ha recordado a quien le quisiera oír -o sea, al PP y al PSOE-, que el 7 de junio relegará amistades y gustos, para poner sobre la mesa de los pactos sus prioridades: desarrollo del autogobierno y golpe de timón en la política económica, informa

Todos, pues, han adelantado el reloj de la campaña. A partir de la pasada medianoche se acabaron los espejismos. Ha comenzado la abierta lucha por el cinturón de campeón del hemiciclo.

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