A Francia le llega la hora de la purga

Balladur anuncia el plan de saneamiento económico mas duro de los últimos diez años

Edouard Balladur se dispone a aplicarle a Francia una purga de caballo. El primer ministro gaullista anunciará hoy importantes subidas de impuestos, severos recortes presupuestarios, una reducción de los gastos sanitarios y un alargamiento del tiempo necesario para poder cobrar las pensiones de jubilación. Este plan de saneamiento, el más riguroso en Francia desde el de 1982-1983, es su medicina para luchar contra el déficit presupuestario y los agujeros en el sistema de protección social que ha heredado del anterior Gobierno socialista.

¿Terminará la luna de miel entre Edouard Ball...

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Edouard Balladur se dispone a aplicarle a Francia una purga de caballo. El primer ministro gaullista anunciará hoy importantes subidas de impuestos, severos recortes presupuestarios, una reducción de los gastos sanitarios y un alargamiento del tiempo necesario para poder cobrar las pensiones de jubilación. Este plan de saneamiento, el más riguroso en Francia desde el de 1982-1983, es su medicina para luchar contra el déficit presupuestario y los agujeros en el sistema de protección social que ha heredado del anterior Gobierno socialista.

¿Terminará la luna de miel entre Edouard Balladur y la gran mayoría de la opinión pública francesa? El primer ministro confía en que no sea así. Él tiene depositadas todas sus esperanzas en que los franceses comprendan que "la situación es grave" y que todo "el mundo debe sacrificarse". Para hacer lo menos amargo posible el electrochoque, Balladur cuenta a su favor con la franqueza de su discurso y con su imagen de moderación, seriedad y laboriosidad.Francia, según la auditoría realizada por Jean Raynaud, fiscal del Tribunal de Cuentas, puede terminar este año con un déficit presupuestario equivalente al 4,8% del Producto Interior Bruto (PIB), el doble que lo que había previsto el fallecido primer ministro Pierre Bérégovoy. Si a eso se le añaden los agujeros de la seguridad social y el sistema de pensiones de desempleo, el déficit público francés podría alcanzar el 6%.

Además, no puede contarse con una posible recuperación económica para llenar las arcas. El crecimiento del PIB, según Raynaud, se situará este año entre el 0% y el menos 1%, con una hipótesis media del menos 0,4%.

Recesión se llama la figura. Por primera vez desde 1975, la actividad económica retrocede en Francia. El que sea un mal intemacional no alivia a los más de tres millones de parados ya existentes, a los cientos de miles de trabajadores que pueden quedarse en la calle en los próximos meses y a los miles de pequeños y medianos empresarios y comerciantes que se preparan para cerrar sus negocios.

En esas circunstancias vuelven a levantar la voz los partidarios de una devaluación del franco, que dé un plus de competitividad a la economía francesa.

No se escuchan esas voces en el seno de la coalición gubernamental de centro derecha, en la que se ha impuesto la política de la continuidad de la defensa del franco fuerte. Pero sí entre los pequeños y medianos empresarios. Estos últimos citan el caso del Reino Unido, que ha sacado buen partido a la devaluación de la libra.

Pero Balladur no está por esa labor. Para darle cierto aliento a la actividad económica, el primer ministro prefiere seguir apostando por una baja de los tipos de interés. Desde su llegada a Matignon, y gracias a que Bérégovoy le dejó un franco sólido como una roca, los tipos franceses bajan un cuarto de punto cada semana. Descensos más significativos sólo serán posibles si el Bundesbank, banco central alemán, se apunta definitivamente a la tendencia.

Reducir los déficit

Balladur reune hoy un Consejo de Ministros extraordinario. Va a presentar un plan que debe resolver el siguiente dilema: ¿cómo restablecer el equilibrio de las finanzas públicas relanzando al mismo tiempo la actividad económica? Balladur parece haberse inclinado por dar una prioridad relativa al primer término de la ecuación: la reducción de los déficit.Uno de los puntos fuertes del plan -que contiene medidas de aplicación inmediata y otras situadas en el horizonte de los próximos cinco años- será el aumento de la presión fiscal como medio para intentar enjugar, aunque sea parcialmente el déficit anunciado por el informe Raynaud.

La Contribución Social Generalizada (CSG), un suplemento del impuesto sobre la renta creado en 1990 por el entonces primer ministro socialista, Michel Rocard, subirá a partir de este mismo año desde el actual 1,1% del total de la renta de cada persona física hasta un 2,4%. La subida de la CGS será deducible de la renta imponible, es decir, pesará relativamente menos sobre los niveles más elevados de renta que sobre los más bajos. También irán hacia arriba la presión fiscal sobre los combustibles, las bebidas alcohólicas y el tabaco.

Desde el pasado viernes, los sindicatos comenzaron a alertar a sus tropas. "Las medidas de Balladur van a hacer mucho daño a los asalariados, los jubilados, los parados, los artesanos y todos los que viven de su trabajo", anunció Louis Viannet, líder de la procomunista CGT. Marc Blondel, de Fuerza Obrera, introdujo otro elemento. "La subida de la CGS", dijo, "va a poner en cuestión el poder de compra, por lo que puede ahogar la actividad económica y terminar convirtiéndose en un elemento contradictorio del objetivo trazado".

A Balladur y sus ministros económicos no se les escapa la sensatez de este último comentario: a mayor presión fiscal, menor consumo y menor actividad general. Pero el Gobierno parece haber dado prioridad al criterio de saneamiento de las cuentas.

El Gobierno francés va a desvelar también sus planes de ahorro. Desde su llegada a Matignon, Balladur viene prometiendo, una reducción en 20.000 millones de francos de los gastos del. Estado previstos en los presupuestos de 1993. ¿De dónde los, sacará? Y sobre todo, ¿cuál será. su influencia real sobre un presupuesto de 1.300.000 millones de! francos? En todo caso, los funcionarios ya saben que este año, no cobrarán un céntimo más que: en el anterior.

Reducir gastos sociales

Balladur atacará el frente de la protección social. A riesgo de enfrentarse con las profesiones médica y farmacéutica y con los usuarios, anunciará medidas para reducir en 20.000 millones de francos anuales los gastos de la sanidad pública. Y con toda seguridad irritará a los asalariados cuando les diga que va a alargarse el tiempo de cotización necesario para cobrar las pensiones de jubilación.Balladur no anunciará tan sólo nuevos ingresos y menores gastos para el Estado. Para confirmar su militancia con las causas del franco fuerte, la amistad con Alemania y la construcción europea, presentará su proyecto de autonomía del Banco de Francia. El actual Gobierno francés ha renunciado a la idea de independencia de esta institución.

También desvelará sus planes para reactivar la actividad económica, en particular mediante. el relanzamiento de la construcción de viviendas sociales y la concesión de ventajas fiscales a los promotores, vendedores y compradores de pisos.

Para estimular algo más la creación de empleo, el Gobierno reducirá las cargas sociales que pesan sobre las empresas. El Estado asumirá las cotizaciones familiares de los salarios más bajos.

La coalición de centro derecha afronta a partir de ahora el momento de la verdad. No está garantizado que el programa de urgencia de Edouard Balladur produzca resultados espectaculares, sobre todo desde el punto de vista de la recuperación de la actividad y la creación de empleo. En cambio, puede deteriorar el clima social y puede abrir el camino a un otoño caliente. Francia sigue viviendo peligrosamente.

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