ELECCIONES 6 DE JUNIOCUADERNO DE CAMPAÑA

El anticandidato

JAVIER RIVAS, Una señora de mediana edad se acerca al orador. Le dice que su hija le admira sobremanera, pero que no ha podido acudir al acto público porque la atrapa una silla de ruedas. Sin duda, al líder no le importará firmarle en cualquier papel una breve dedicatoria a la menor. Mas resulta que el dirigente nunca ha querido firmar autógrafos. Así que tiende su bolígrafo personal a la mujer y le espeta: "Dígale que se lo he regalado yo".

Esta anécdota, ocurrida hace un mes y medio y narrada por un cercano colaborador de Julio Anguita, muestra que el candidato de Izquierda Unida (IU...

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JAVIER RIVAS, Una señora de mediana edad se acerca al orador. Le dice que su hija le admira sobremanera, pero que no ha podido acudir al acto público porque la atrapa una silla de ruedas. Sin duda, al líder no le importará firmarle en cualquier papel una breve dedicatoria a la menor. Mas resulta que el dirigente nunca ha querido firmar autógrafos. Así que tiende su bolígrafo personal a la mujer y le espeta: "Dígale que se lo he regalado yo".

Esta anécdota, ocurrida hace un mes y medio y narrada por un cercano colaborador de Julio Anguita, muestra que el candidato de Izquierda Unida (IU) a La Moncloa es todo lo contrario de lo que soñaría, un agente de mercadotecnia política.

Entre los odios del líder de IU, uno de los mayores se lo confiesa a las campañas electorales y a la concepción de éstas como espectáculo. Anguita no firma autógrafos, ni besa niños, ni recorre mercados, es reacio a estrechar manos, prefiere pasear en solitario, desecha los lugares concurridos, y reacciona entre el desapego y la sorpresa cuando alguien le reconoce en la calle. Su personalidad de anticandidato se ha convertido en su propia marca de la casa.

En ello influyen, según sus colaboradores, tanto su concepción didáctica de la política como su defensa a ultranza de su intimidad, que bordea la timidez.

El coordinador de Izquierda Unida coloca sobre todas las cosas su vida privada, hasta el punto de que quiere negarse a que su hija pequeña, Carmen, de 22 meses, acuda con su madre a ningun mitin después de que recientemente fuese fotografiado en Madrid con ella en brazos en un acto público.

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