Regreso a los orígenes

Junto a aburridos que hacen lo necesario para ganarse el sueldo -de aguadores, de preparadores de llegadas o de ganadores- y de ciclistas que simplemente abren los ojos, descubren el mundo y ven que no es lo que se les había prometido, están los corredores ilusionados. Todos pertenecen a equipos españoles y por la mañana, antes de que comience la etapa, les brillan los ojos. La espera hasta que comience la faena se les hace interminable. Los de la rutina tienen premios fugaces, pequeñas alegrías que les salvan el día.Marco Lietti, el italiano héroe derrotado del martes, disfrutó ayer de varios...

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Junto a aburridos que hacen lo necesario para ganarse el sueldo -de aguadores, de preparadores de llegadas o de ganadores- y de ciclistas que simplemente abren los ojos, descubren el mundo y ven que no es lo que se les había prometido, están los corredores ilusionados. Todos pertenecen a equipos españoles y por la mañana, antes de que comience la etapa, les brillan los ojos. La espera hasta que comience la faena se les hace interminable. Los de la rutina tienen premios fugaces, pequeñas alegrías que les salvan el día.Marco Lietti, el italiano héroe derrotado del martes, disfrutó ayer de varios minutos con la privilegiada atención de una de las hermosas azafatas de una de las firmas comerciales que lucen el palmito en las concentraciones de salida. Los ilusionados sueñan con otras cosas. Con una palmada en la espalda y una mínima atención de los periodistas.

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Así, los del Artiach. Llevan un año feliz. Cumplen sus objetivos desde el principio y se descubren hambrientos. Su cupo en la Vuelta está lleno con la victoria de Alfonso Gutiérrez el martes. Y ellos quieren más.

"Sólo ha sido el principio", dice su director, Paco Giner, quien piensa que este año está señalado para que su pupilo Eduardo Chozas logre su primera etapa en la Vuelta en 14 participaciones. El más veterano.

La Vuelta regresa a sus orígenes. El de escapadas largas que fracasan en los últimos kilómetros que dan alas para que otros crean que el día siguiente se va a producir el milagro. Que van a llegar por delante de la manada del pelotón y salvar el presupuesto de un equipo que sólo piensa en la Vuelta. Escapadas consentidas por el pelotón al fin y al cabo.

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