Lágrimas en la última sesión del juicio contra el empresario acusado de torturar a su empleado hasta matarle

Jesús y Castita, agricultores gallegos, ambos de unos 50 años, salieron ayer de la Audiencia de Madrid llorando de rabia e impotencia. Cuando el fiscal comenzó a relatar las torturas que sufrió su hijo (José Luis González, de 23 años) antes de morir, prefirieron no escuchar más y abandonaron la sala. No fueron los únicos que derramaron lágrimas durante el juicio celebrado en la Sección Séptima de la Audiencia contra los presuntos asesinos: David Díaz, el jefe de la empresa en la que trabajaba González; Roberto Huertas, el asesor jurídico, y Carlos Anllo, compañero de trabajo.El miedo a que Gon...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Jesús y Castita, agricultores gallegos, ambos de unos 50 años, salieron ayer de la Audiencia de Madrid llorando de rabia e impotencia. Cuando el fiscal comenzó a relatar las torturas que sufrió su hijo (José Luis González, de 23 años) antes de morir, prefirieron no escuchar más y abandonaron la sala. No fueron los únicos que derramaron lágrimas durante el juicio celebrado en la Sección Séptima de la Audiencia contra los presuntos asesinos: David Díaz, el jefe de la empresa en la que trabajaba González; Roberto Huertas, el asesor jurídico, y Carlos Anllo, compañero de trabajo.El miedo a que González revelara las presuntas irregularidades que se cometían en la inmobiliaria propiedad de David condujo a los procesados, según el fiscal, a quitarle la vida.

La muerte de González fue muy cruel: le golpearon con una llave de gato hidráulica en la cabeza, intentaron estrangularle, le maniataron, le taparon la boca con esparadrapo, y le dejaron, todavía con vida, en un sofá hasta el día siguiente, en que prosiguió la tortura: le metieron abundantes medicamentos tóxicos en la boca y trataron nuevamente de ahogarle con un cojín. Al final, murió estrangulado con el cinturón de un albornoz.

Natividad López, secretaria de David y la persona que metió en la empresa al fallecido, también rompió a llorar durante su interrogatorio: el tribunal suspendió durante unos minutos la vista para que se tranquilizase.

Según el fiscal, los tres procesados tramaron e intervinieron en el asesinato. A David (el jefe) y Roberto (el abogado), les pide 30 y casi 28 años de cárcel, respectivamente. A José Carlos Anllo (compañero de trabajo del fallecido), 20 años: apreció como atenuante su arrepentimiento espontáneo. "Él no lo mató: sólo le golpeó en la espalda; quien lo mató fue David estrangulándole", precisó ayer su abogada, Carmen Uralde. González ocupaba un puesto parecido al de contable en la empresa inmobiliaria, la cual estaba siendo investigada por presuntas irregularidades. El abogado Huertas pidió su absolución por falta de pruebas, mientras que el defensor de David, presunto cerebro de la trama, señaló que el autor del crimen no fue David, sino su empleado José Carlos Anllo, autor del primer golpe con la llave de hierro.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En