La inflación en el Reino Unido sube en marzo, y se sitúa en el 1.9% acumulado

La inflación británica subió en marzo, por segundo mes consecutivo, debido al encarecimiento de las importaciones causado por la devaluación de la libra esterlina. El repunte fue muy leve, del 1,8% al 1,9% anual en el índice general y del 3,4% al 3,5% anual en el índice que recoge la mucho más significativa inflación subyacente.

Casi todos los analistas predijeron ayer, sin embargo, que los precios mantendrían la tendencia al alza durante los próximos meses.

El ya generalmente aceptado final de la recesión y el consiguiente incremento de la demanda estimulan la tendencia infl...

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La inflación británica subió en marzo, por segundo mes consecutivo, debido al encarecimiento de las importaciones causado por la devaluación de la libra esterlina. El repunte fue muy leve, del 1,8% al 1,9% anual en el índice general y del 3,4% al 3,5% anual en el índice que recoge la mucho más significativa inflación subyacente.

Casi todos los analistas predijeron ayer, sin embargo, que los precios mantendrían la tendencia al alza durante los próximos meses.

El ya generalmente aceptado final de la recesión y el consiguiente incremento de la demanda estimulan la tendencia inflacionista, que debería elevar el índice subyacente hasta el 4% como mínimo a finales de año, según distintas estimaciones bancarias.

La economía del Reino Unido empieza a toparse con los problemas de la llamada "posrecesión". Con tres millones de desempleados y un déficit presupuestario que superará los 50.000 millones de libras (más de nueve billones de pesetas) a finales del presente ejercicio, el gobierno británico se ve forzado a recortar subsidios y gastos. Los programas de austeridad han hecho que la salida de la recesión coincida con la peor conflictividad laboral de los últimos diez años.

Lós ferrocarriles británicos, por otra parte, pararon ayer por completo, en una huelga de 24 horas contra la anunciada privatización parcial y reducción de plantilla en British Rail. Los mineros del carbón se unieron a la huelga, para oponerse a la privatización y cierre de las minas. Lo mismo hicieron parte de los empleados de los servicios de autobús y metro en Londres y otras capitales, en protesta por la falta de inversión pública.

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