Un camión de gran tonelaje

Pásmense los madridistas: el Madrid no tiene estilo. Su juego no es posible sintetizarlo según los tópicos al uso. No es rápido ni lento, predomina tanto la defensa como el ataque, parecida incidencia tiene su juego interior como exterior. No necesita de la improvisación por lo que no es creativo. No es descarado porque no le hace falta. Y no es elegante porque es prepotente. Su estilo es pesado. Circula como un camión de gran tonelaje. Y, claro está, puede pulverizar de vez en cuando a quien se le ponga por delante. Es una imagen muy al gusto de la casa. A esta institución le agrada qu...

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Pásmense los madridistas: el Madrid no tiene estilo. Su juego no es posible sintetizarlo según los tópicos al uso. No es rápido ni lento, predomina tanto la defensa como el ataque, parecida incidencia tiene su juego interior como exterior. No necesita de la improvisación por lo que no es creativo. No es descarado porque no le hace falta. Y no es elegante porque es prepotente. Su estilo es pesado. Circula como un camión de gran tonelaje. Y, claro está, puede pulverizar de vez en cuando a quien se le ponga por delante. Es una imagen muy al gusto de la casa. A esta institución le agrada que la hierba no crezca a su paso.La Copa tuvo por protagonistas a Biriukov y Sabonis. El choque de Bolonia elevó a las alturas a Santos y Lasa, convenientemente escoltados por Sabonis. Y ayer destacaron Antúnez y Brown, sin olvidar de nuevo a Sabonis. Es decir, salvo un común denominador, el lituano, este equipo goza de tal cantidad de argumentos como para deprimir a cualquier entrenador.

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Su estructura es técnicamente perfecta y dispone de especialistas para cada función, según un conglomerado de tiradores, defensores, intimidadores, pasadores, altos, bajos, rápidos y lentos. Es un equipo ordenado, compensado y además bien coordinado, en el que el trabajo de Clifford Luyk en la dirección no debe pasar desapercibido. Y es un equipo de envergadura. Digan con la biblia en la mano qué le sobra a este Madrid y luego apunten qué le falta. No lo piensen más: jugar sin Sabonis. Pero estamos hablando del Madrid de Sabonis, no de otro Madrid.

En las circunstancias actuales, el Madrid es el único representante español vivo en las competiciones europeas. Y es un aspirante serio a ganar la Liga Europea y cualquier título que se le ponga por delante. Y puede hacerlo de forma demoledora como resultado de su gran tonelaje. Su estructura es tan insultantemente poderosa que produce un efecto contrario al deseado: es un equipo con el que sólo pueden disfrutar los madridistas. Es un equipo digno de ser odiado.

La versatilidad de Sabonis

Las aficiones rivales pueden admirar la extraordinaria versatilidad de Sabonis, los detalles que comienza a divulgar el joven Lasa y la rotundidad de los tiros inapelables de Biriukov y Simpson. Pero por encima de todo ello sobrevivirá la Impresión de que carecen de puntos débiles, que no necesitan sobreponerse mas que a sus propias deficiencias. Nadie puede disfrutar con esos elementos mas que sus incondicionales.

Sin embargo, nadie se lleve a engaño. Porque el Madrid no ha hecho otra cosa que rescatar sus señas de identidad. Su escuela baloncestística siempre ha descansado en la abundancia de medios. El estilo del Madrid gusta del gran tonelaje. En esas estamos: el Madrid recupera su pasado.

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