Disney

Puede que me equivoque, pero me da la impresión de que llevamos un tiempito con Disney entre nosotros. Desde que Josemari se subió al podio y se creyó más alto, y prácticamente convenció a todo el mundo de que lo era, entramos en la segunda mitad de Dumbo. Y Hillary Botella, como la llama Antonio Burgos, es la sirenita, que nos cuenta lo bien que le caía el cambio de la cola de jefa de la oposición por el par de piernas de jefa de La Moncloa. Ya le está sacando lustre a la casa de los siete enanitos.Hay más. Ese plan desesperado del PSOE para unir con obras públicas a los hombres...

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Puede que me equivoque, pero me da la impresión de que llevamos un tiempito con Disney entre nosotros. Desde que Josemari se subió al podio y se creyó más alto, y prácticamente convenció a todo el mundo de que lo era, entramos en la segunda mitad de Dumbo. Y Hillary Botella, como la llama Antonio Burgos, es la sirenita, que nos cuenta lo bien que le caía el cambio de la cola de jefa de la oposición por el par de piernas de jefa de La Moncloa. Ya le está sacando lustre a la casa de los siete enanitos.Hay más. Ese plan desesperado del PSOE para unir con obras públicas a los hombres y las tierras de EspaÑa, asÍ como todos los ardides electoralistas que se le puedan ocurrir -y se le ocurrirán- para sacar pecho, es lo más parecido a los esfuerzos de Campanilla por llamar la atención de Peter Pan, y Peter Pan somos nosotros: la verdad es que no hemos crecido gran cosa.

Durante el annus horribilis electoral que tenemos por delante, vamos a ver a Alicia correr en pos de su conejo, que siempre llega tarde, y al ratón Mickey bailando, vestido de aprendiz de brujo. De hecho, fue Carrascal el primero en fijarse en lo mucho que Josemari se parece al famoso roedor. Felipe más bien es la rata que barría la escalera y encontró una moneda y la dilapidó. Menuda farra.

Entre tanto, estamos viendo ya a una parte del personal -y no pocos periodistas entre ellos, hay que decirlo- preparándose para dejar de ser teteras y relojes de cuco, en el caso de que la Bestia conquiste el amor de la Bella y se convierta en presidente. Cierto como el sol, que nos da calor: ¡marchando otra de cambio de chaquetas!

Atención a las muchas brujas de Blancanieves que tratarán de hacernos morder lustrosas manzanas envenenadas. Y cuidado con los príncipes de Cenicienta. Su beso puede ser mortal.

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