Pujol quiere protagonizar cualquier pacto electoral de los nacionalistas

El presidente de la Generalitat y, de Convergéncia Democrática (CDC), Jordi Pujol, se encuentra inmerso en una ofensiva española de corte propagandístico para hacer llegar a todos los estamentos políticos, económicos y sociales del Estado que él es el único interlocutor válido en el mundo nacionalista y que, consecuentemente, quien no se entienda con él -sea Felipe González o José Maria Aznar- parte en desventaja a la hora de hablar de pactos.

Pujol está lanzando un mensaje polisémico: por una parte se presenta como el único interlocutor válido para hablar de pactos poselectorales, sea ...

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El presidente de la Generalitat y, de Convergéncia Democrática (CDC), Jordi Pujol, se encuentra inmerso en una ofensiva española de corte propagandístico para hacer llegar a todos los estamentos políticos, económicos y sociales del Estado que él es el único interlocutor válido en el mundo nacionalista y que, consecuentemente, quien no se entienda con él -sea Felipe González o José Maria Aznar- parte en desventaja a la hora de hablar de pactos.

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Pujol está lanzando un mensaje polisémico: por una parte se presenta como el único interlocutor válido para hablar de pactos poselectorales, sea con los socialistas o con los populares. Esto hay que entenderlo en dos sentidos: es el único porque CiU es la única fuerza que puede aportar un número de votos suficiente, independientemente de lo que puedan decidir otras formaciones políticas. Su posibles 20 escaños pueden ser decisivos y no admiten comparación con la hipotética media docena del Partido Nacionalista Vasco (PNV). Pero es también el único interlocutor de su partido, por encima de Miquel Roca.En sus dos últimos viajes (ambos a Madrid los días 4 y 15 de febrero), Pujol reivindicó la vocación del nacionalismo catalán de contribuir a la regeneración de España. En el segundo acudió invitado por el socialista Joaquín Leguina. El martes viajará a Valencia y se entrevistará nuevamente con un socialista, en este caso el presidente valenciano Joan Lerma. El jueves hará un nuevo viaje a Madrid.

Estos hechos más la fría acogida a la sugerencia del líder del PP, José María Aznar, de que un nacionalista llegara a presidir el Gobierno tras las elecciones, indican que si bien su discurso sobre posibles pactos se mantiene abierto a socialistas y populares, en realidad hay una preferencia implícita por los primeros. De todos modos, Pujol no ha descuidado las críticas al PSC y al PSOE, al tiempo que resaltaba las divergencias entre su visión y la de los socialistas.

El distanciamiento de los socialistas también tiene otra finalidad mucho menos profunda. Pujol quiere evitar que ante la opinión pública se forme la imagen de que ya existe un pacto con los socialistas y que el voto de oposición al PSOE sólo puede ir en Cataluña al Partido Popular. Esta estrategia es únicamente preelectoral ya que el presidente catalán tiene asumido que si es dificil explicar un pacto con los socialistas, lo es. mucho más justificar un acuerdo con los populares.

En sus continuados viajes a Madrid, el último para compartir diferentes plataformas públicas con el presidente de la Comunidad de Madrid, Joaquín Leguina, el líder nacionalista ha comentado privadamente que no hace ascos a alianzas con los socialistas, pero que "de Serra no quiere saber nada". El reciente pronunciamiento de González en el asunto de la Ley de Huelga es considerado por los nacionalistas como una desautorización a Serra, quien 24 horas antes había pedido silencio a los miembros del Gobierno. La pasada semana, Pujol no tuvo reparos en reconocer públicamente en una entrevista radiofónica lo que era conocido en medios políticos, su profunda aversión hacia el vicepresidente del Gobierno. "De Serra no me fío", dijo ante los micrófonos, "y todo el mundo ya sabe por qué". Pujol ha considerado siempre a Serra como el principal instigador de "campañas" contra su persona.

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No ha sido esta la única Confidencia que Pujol ha efectuado en las últimas jornadas. El presidente catalán ha comentado a dirigentes de su partido que en 1996 no será el candidato de Convergència 1 Unió a la presidencia de la Generalitat. Los interlocutores de Pujol, que no creen que la confesión tenga. visos de ser real, se preguntan por el objetivo del anuncio y por las razones de la afirmación.

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