Reportaje:

Condenados a jugar en casa

Reclusos de Alcalá-Meco, compiten en Tercera Regional

Julio, El Canario, de 26 años, condenado a siete años por robo, marcó el primer gol del Club Deportivo Madrid II a los siete minutos del inicio del partido. Como cada domingo, el encuentro se jugaba en el campo de la prisión de Alcalá-Meco, rodeado de alambre de espino. Era la segunda vez que el equipo contrario, el Parque Juan de Austria, cruzaba las barreras de seguridad de la cárcel. Por un acuerdo entre todos los clubes del Grupo V de Tercera Regional, el Madrid II siempre juega en casa.

Los domingos, el campo de la prisión se convierte para Muchos de los 600 internos en el eje ...

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Julio, El Canario, de 26 años, condenado a siete años por robo, marcó el primer gol del Club Deportivo Madrid II a los siete minutos del inicio del partido. Como cada domingo, el encuentro se jugaba en el campo de la prisión de Alcalá-Meco, rodeado de alambre de espino. Era la segunda vez que el equipo contrario, el Parque Juan de Austria, cruzaba las barreras de seguridad de la cárcel. Por un acuerdo entre todos los clubes del Grupo V de Tercera Regional, el Madrid II siempre juega en casa.

Los domingos, el campo de la prisión se convierte para Muchos de los 600 internos en el eje de la monótona vida carcelaria. Los internos de los distintos módulos se toman para animar a Julio y a los otros 16 presos que componen el Madrid II, uno de los dos conjuntos federados formados íntegramente por reclusos que existen en España. El otro es el del centro penitenciario de Málaga.Los espectadores -sólo se permite el paso a la prisión de 15 acompañantes del equipo visitante- aplauden estusiasmados los rápidos movimientos de El Canario, que ya ha marcado 15 goles en lo que va de temporada y se ha convertido así en una de las estrellas del Madrid II. Ahora confiesa que él sólo hacía deporte antes "corriendo delante de los guardias".

La idea de crear un equipo federado surgió de la misma prisión. La Secretaría General de Instituciones Penitenciarias apoyó la creación del club -en 1992, 473 internos formaron parte de 38 equipos federados en distintos deportes-, y la Federación Madrileña de Fútbol se encargó de negociar con los demás clubes. "Se les plantearon las características singulares del Madrid 11 y todos aceptaron jugar las dos vueltas de la competición en el interior de la cárcel", asegura Femando Gallardo, delegado de la federación.

Demasiado conflados

Sin embargo, uno de los jugadores del Parque Juan de Austria se quejaba-cuandoacabó el primer tiempo con un 2-0 en su contra- de que jugar en casa "siempre es una ventaja". Otros niegan que les imponga respeto el campo de fútbol de la prisión. Pero lo cierto es que venían demasiado confiados. En la primera vuelta ganaron por goleada: "Quedamos 1-7 porque entonces no estaban organizados y carecían de fondo físico".El entrenador del Madrid II, Luis García Bermejo, es un profesor de Educación Física que se dedica a preparar a los reclusos desde hace un año. Tras el despiste inicial y algunos problemas de disciplina, sus chicos "se han ido superando". Lo más difícil fue construir un bloque homogéneo y conseguir superar los "bajones" de moral, frecuentes en la cárcel.

Juan, más conocido como Pinto en Alcalá-Meco, que cumple una condena de 11 años por un robo con intimidación en el que resultó muerto su compañero, puntualiza que los sábados por la noche suele haber vis a vis en la prisión, "y eso quita muchas fuerzas". Al día siguiente casi siempre hay alguna baja.

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A los cinco minutos del segundo tiempo, el Madrid II ya ganaba por 3-0, gracias a un gol de Juan, uno de los tres gallegos del grupo acusados de narcotráfico. Los jugadores visitantes parecían algo desmoralizados. Entre los espectadores, los presos aseguran que, de seguir así, el Madrid 11 "acabará entre los cinco prinieros" de su categoría. Entre las estrellas del club citan al portero, Juan Carlos Lobato, de 22 años, condenado a seis años por dos atracos. Lobato jugaba antes en el Club de Fútbol de Móstoles.

En el Madrid 11 no pueden ser alineados los presos "peligrosos, etarras o extranjeros, estos últimos por problemas de papeles", asegura Antonio, un recluso condenado a 26 años por robar un banco. Ya ha cumplido cinco. Antonio hace las funciones de ayudante del entrenador y se niega a dar sus datos: "En mi familia creen que estoy de viaje", dice, mien tras dibuja en un papel el desa rrollo de las jugadas.

"Salir de la rutina"

Sólo en una ocasión los jugadores se negaron a que otro recluso se incorporara al equipo: "Estaba acusado por una violación", afirman incómodos. Pero ahora están encantados con el fichaje de Emesto, El Holandés, un extranjero acusado de narcotráfico que fue jugador en Argentina y tendrá pronto todos los papeles en regla para poder competir. Para El Holandés, pasar por prisión "sólo es un bache". También afirma que jugar "viene muy bien para aguantar y salir de la rutina". Los reclusos obtienen 50 días de reducción de su pena por pertenecer al equipo. Por juego limpio y buen talante deportivo se pueden conseguir también llamadas telefónicas o visitas extras. Fernando, uno de los educadores del centro, observa la conducta de los intemos: "Lo más positivo de estas actividades es la expectación que se crea y el ejemplo que se da a los demás".El Madrid II juega de rojo y negro porque "se perdieron las camisetas amarillas en la lavandería", explica Santi entre sonrisas. El equipo se crece hasta pasada la mitad del segundo tiempo: ya ganaban por 5-1. Después, a pesar de los entrenamientos de los martes y jueves, aderezados con zumos y leche, se empieza a notar el cansancio. El veterano del grupo, Mariano Gutiérrez, de 38 años, sólo juega a ratos. "Ahora conocemos nuestras limitaciones, y no creo que perdamos ya ningún partido de los 16 que quedan", se justifica. Y para demostrarlo, sale al campo y mete el sexto gol en el minuto 39 del segundo tiempo. Al final, con 6-2 en el marcador, el equipo en pleno desaparece tras las puertas blindadas.

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