Ojo al bono

Las últimas subidas de precios han animado el mercado y han revelado dos cosas. La primera, que la mayoría de los inversores miran más el ámbito macroeconómico que el de la propia empresa o sector para decidir comprar o vender. Y la segunda que la volatilidad sigue siendo un riesgo nada desdeñable a la hora de tomar o soltar papel, pese a que este mercado, a diferencia del antiguo corro a viva voz, tiene liquidez. Las dos cosas valen en este mercado de pequeños saltos en el que Barcelona se ha acercado al nivel 180, desconocido desde hace cuatro semanas.Las expectativas están puestas ahora en ...

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Las últimas subidas de precios han animado el mercado y han revelado dos cosas. La primera, que la mayoría de los inversores miran más el ámbito macroeconómico que el de la propia empresa o sector para decidir comprar o vender. Y la segunda que la volatilidad sigue siendo un riesgo nada desdeñable a la hora de tomar o soltar papel, pese a que este mercado, a diferencia del antiguo corro a viva voz, tiene liquidez. Las dos cosas valen en este mercado de pequeños saltos en el que Barcelona se ha acercado al nivel 180, desconocido desde hace cuatro semanas.Las expectativas están puestas ahora en un probable descenso de los tipos de interés. En el mercado de futuros, los precios del bono a 10 años están reflejando un descenso de la rentabilidad que llega como consecuencia de un aumento del precio del bono porque se pagan menos intereses. La traslación de este efecto al mercado de acciones no es, de momento, tan rotunda, aunque son varias las casas de bolsa que dicen que hay una cierta parálisís de actividad ante una bajada de tipos de interés, que muchos esperan para la primavera. Entretando, el negocio se concentra cada vez más en el grupo de valores superlíquidos de cuatro sectores: químico, bancos, electricidad y cemento.

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