Tribuna:

Objetos

Leo una rara encuesta según la cual un 35% de la población no se quita el reloj para dormir; de éstos, un 11,5%, en lugar de tirar a la basura el cepillo de dientes jubilado, lo entierra en un tiesto o lo incinera, como haría con un miembro amputado o un animal doméstico fallecido. La mayoría de las personas consultadas no se sacan jamás del dedo el anillo de boda, con el que mantienen la misma relación que con una callosidad o una dureza de la carne. Un 18% confiesa meterse en la cama con los calcetines puestos. Aunque la excusa es el frío, se ha podido determinar que existe un temor supersti...

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Leo una rara encuesta según la cual un 35% de la población no se quita el reloj para dormir; de éstos, un 11,5%, en lugar de tirar a la basura el cepillo de dientes jubilado, lo entierra en un tiesto o lo incinera, como haría con un miembro amputado o un animal doméstico fallecido. La mayoría de las personas consultadas no se sacan jamás del dedo el anillo de boda, con el que mantienen la misma relación que con una callosidad o una dureza de la carne. Un 18% confiesa meterse en la cama con los calcetines puestos. Aunque la excusa es el frío, se ha podido determinar que existe un temor supersticioso a perder los pies durante el sueño. El porcentaje aumenta entre los viudos, algunos de los cuales se acuestan también con zapatos en las fechas más señaladas del invierno.En muchos hogares, la ropa interior de ellos se utiliza al envejecer como trapo para limpiar el polvo, mientras que la de ellas desaparece misteriosamente, como si fuera a parar a un limbo donde esperan la redención sus encajes. Los hombres sonríen con escepticismo frente a esta idea, pero dicen que no les importaría viajar a ese limbo, para engozarse con el olor y el tacto de los sujetadores y las bragas que pertenecieron a las mujeres de su vida.

La encuesta, de la que he entresacado las afirmaciones más curiosas, no incluye el punto de vista de los objetos, quizá porque no se ha descubierto el modo de obtener alguna opinión de ellos. Sin embargo, los calcetines, los zapatos, el reloj o el cepillo de dientes son más interactivos que la televisión interactiva, y nos mandan oscuros mensajes de desdicha o felicidad, como el cana-. río, que se pone a cantar al escuchar un grifo. Si me apuran, entre un cepillo de dientes muy usado y un pájaro, hace más compañía el cepillo de dientes, incluso dentro de la jaula.

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