British Coal despedirá a 30.000 de sus 45.000 mineros y cerrará 31 pozos por falta de rentabilidad

British Coal, la compañía carbonífera británica, anunció ayer que en un plazo máximo de cinco meses despedirá a 30.000 de sus 45.000 empleados y cerrará 31 de sus 50 pozos. El presidente de la empresa, Neil Clarke, explicó a la opinión pública que la "penosísima decisión" se debe a la caída en la demanda de carbón y a la competencia de otros países y de otras energías, como el gas y la nuclear.

Algunos directivos de British Coal señalaron, sin embargo, que la causa principal radica en "una privatización que nos dejó a merced de sólo dos clientes, PowerGen y National Power [compañías elé...

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British Coal, la compañía carbonífera británica, anunció ayer que en un plazo máximo de cinco meses despedirá a 30.000 de sus 45.000 empleados y cerrará 31 de sus 50 pozos. El presidente de la empresa, Neil Clarke, explicó a la opinión pública que la "penosísima decisión" se debe a la caída en la demanda de carbón y a la competencia de otros países y de otras energías, como el gas y la nuclear.

Algunos directivos de British Coal señalaron, sin embargo, que la causa principal radica en "una privatización que nos dejó a merced de sólo dos clientes, PowerGen y National Power [compañías eléctricas], interesados exclusivamente en forzar los precios a la baja".British Coal tenía 300.000 empleados en 1975 y 180.000 en 1985. La masiva reducción de plantilla efectuada en los últimos cinco años había hecho muy competitiva la compañía que llegó a duplicar la productividad, y su carbón se vendía a precios similares a los del carbón procedente de países como Polonia.

El anuncio de los despidos causó consternación en la opinión pública británica, muy preocupada por un desempleo que afecta ya a casi tres millones de personas, y enfureció a los sindicatos. La Unión Nacional de Mineros inició ayer mismo los trámites para convocar una huelga en el sector. Los directivos de British Coal han preparado unas indemnizaciones muy elevadas, de hasta 37.000 libras (6,4 millones de pesetas), para suavizar en lo posible la reacción de los mineros.

El ministro de Industria, Michael Heseltine, cuya autorización fue necesaria para proceder al cierre parcial de la industria carbonífera británica, dijo sentirse personalmente afectado. "Ha sido la decisión más difícil de mi vida", declaró, "pero no se debe seguir produciendo algo que ya nadie quiere comprar". Heseltine anunció que, a pesar del drástico recorte en el gasto público que prepara el Gobierno, se habilitará un presupuesto extraordinario de 1.000 millones de libras (unos 170.000 millones de pesetas) para el pago de complementos a las indemnizaciones ofrecidas por la empresa y a los subsidios de desempleo. La ministra de Empleo, Gillian Shephard, señaló que se creará un programa especial para la reconversión profesional de los mineros.

El responsable para asuntos industriales en la oposición laborista, Robin Cook, calificó la medida de "vandálica". "El Reino Unido tiene las mayores reservas carboníferas de Europa y decide no utilizarlas. En los demás países europeos deben pensar que estamos locos", afirmó Cook. "Nuestro carbón cuesta menos de la mitad que el español o el alemán, pero ellos no cierran sus minas porque son sensatos y tienen una estrategia industrial", agregó el dirigente laborista.

El Partido Laborista y los sindicatos coincidieron en señalar que el coste social y económico de llevar al desempleo a 30.000 mineros, en plena recesión, sería muy superior al que representaría mantenerlos en British Coal.

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