Cartas al director

El destino de Serbia

Siento gran necesidad de decir algo en favor de un pueblo abandonado y azuzado por todo el mundo. Este pueblo, Serbia, por casualidad es mi pueblo. En el último escenario, llamado nuevo orden mundial, a los serbios les han colgado un papel de actuación como los malos de la película. No me puedo callar más, porque:1. Llevo callada más de un año, mientras su periódico publicaba artículos unilaterales, a favor únicamente de un lado entre las partes enfrentadas apoyando así el tercer genocidio del pueblo serbio en este siglo.Apoyando lo que diga quien manda en la CE.

2. Callab...

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Siento gran necesidad de decir algo en favor de un pueblo abandonado y azuzado por todo el mundo. Este pueblo, Serbia, por casualidad es mi pueblo. En el último escenario, llamado nuevo orden mundial, a los serbios les han colgado un papel de actuación como los malos de la película. No me puedo callar más, porque:1. Llevo callada más de un año, mientras su periódico publicaba artículos unilaterales, a favor únicamente de un lado entre las partes enfrentadas apoyando así el tercer genocidio del pueblo serbio en este siglo.Apoyando lo que diga quien manda en la CE.

2. Callaba tristemente siempre cuando, en visperas de tomar las más importantes decisiones por parte de la CE y la ONU, sobre y contra Serbia, alguien (para nosotros desconocido) violaba altos el fuego, mataba a la gente inocente en la cola del pan, fusilaba los aviones con la ayuda humanitaria (luego la vendía por marcos alemanes a sus, compatriotas hambrientos) y atacaba los tanques de combate llenos de cascos azules en su misión de traerles, la paz. Alguien había hecho este trabajo para favorecer la imagen de los serbios como si fueran monstruos, a favor del embargo, expulsión de la CE, ONU y del mundo entero. ¿Han sido los serbios? Claro que no, aunque los medios de opinión aboguen por el sí.

3. Callaba mientras veía la apertura de los Juegos Olímpicos, un desfile sin yugoslavos, cuyo nombre ni siquiera se pudo mencionar.

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4. Pero, al final, no puedo callarme después de leer que Mónica Seles, nuestra jugadora de tenis, es una jugadora del país adriático. Esto no es cierto. Mónica es de Serbia, mejor dicho de Yugoslavia, -o sea, del país de nunca jamás, que geográficamente sale al mar Adriático con unos 90 kilómetros de costa. Mucho menos que Italia-

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