Alegrías aparentes

El anuncio del pasado viernes de que Japón afrontaría el mayor paquete de medidas económicas aplicado en este siglo desde el final de la II Guerra Mundial surtió efecto en la apertura del lunes. El índice Nikkei actuó como un turbo reactor desde los primeros compases; la madrugada del Kobuto Cho (Bolsa de Tokio), que cada lunes define el listón que los inversores están dispuestos a jugar inicialmente a lo largo de la semana, resultó rutilante. En pocas horas rozaba el máximo de los últimos tres meses. Con el dólar derrumbándose en caída libre y todos los argumentos en contra sobre los efectos ...

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El anuncio del pasado viernes de que Japón afrontaría el mayor paquete de medidas económicas aplicado en este siglo desde el final de la II Guerra Mundial surtió efecto en la apertura del lunes. El índice Nikkei actuó como un turbo reactor desde los primeros compases; la madrugada del Kobuto Cho (Bolsa de Tokio), que cada lunes define el listón que los inversores están dispuestos a jugar inicialmente a lo largo de la semana, resultó rutilante. En pocas horas rozaba el máximo de los últimos tres meses. Con el dólar derrumbándose en caída libre y todos los argumentos en contra sobre los efectos negativos de la suavización del déficit comercial norteamericano, la Bolsa más concurrida del planeta levantaba el vuelo y el ánimo de los operadores internacionales que se hallaban en vigilia desde el cierre esperanzador de la semana pasada. Al alba, los teléfonos y fax de los brokers internacionales vomitaban órdenes de compra con especial incidencia en los mercados españoles. Barcelona se iba desperezando con mayor rapidez por la referencia del continuo. Todos se miraban de soslayo, se preguntaban cuánto iba a durar la ola compradora. Duró poco. La demanda se inició sostenida, pero acabó perdiendo impulso y sin mejora en el índice general.

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