La fatalidad llega a los 'sanfermines'

La muerte de un joven bajo las ruedas de un camión escoba siembra la polémica en Pamplona

La fatalidad o quizá una imprudencia unieron sus fuerzas para conducir a Manuel Márquez Afán a un hospital y a José Carlos Haba Ortiz al depósito judicial de cadáveres, aplastados por un camión escoba de más de 5.000 kilos de peso.Manolo, como le llama su madre, Fuensanta Afán García, había salido en tren de la ciudad de Córdoba el día 9 de julio, acompañado de sus amigos José Carlos, de 19 años; y de Ángel, dispuestos a conocer por primera vez en su vida los san fermines. Manolo, de 23 años, tenía un contrato de trabajo de dos meses en Lérida para recoger fruta, pero ya no podrá cu...

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La fatalidad o quizá una imprudencia unieron sus fuerzas para conducir a Manuel Márquez Afán a un hospital y a José Carlos Haba Ortiz al depósito judicial de cadáveres, aplastados por un camión escoba de más de 5.000 kilos de peso.Manolo, como le llama su madre, Fuensanta Afán García, había salido en tren de la ciudad de Córdoba el día 9 de julio, acompañado de sus amigos José Carlos, de 19 años; y de Ángel, dispuestos a conocer por primera vez en su vida los san fermines. Manolo, de 23 años, tenía un contrato de trabajo de dos meses en Lérida para recoger fruta, pero ya no podrá cumplirlo porque permanece hospitalizado en gravísimo estado. Las circunstancias que le llevaron al hospital no fueron distintas que las de otros muchísimos miles de visitantes: dormir en pleno suelo, agotados por el baile, el vino, la música y la juerga. Descansar allá donde el cuerpo no puede más: en el asfalto, en las aceras, en las medianas ajardinadas de las avenidas, o en el interior de los coches los más afortunados.

Sin embargo, a Manolo y a José Carlos los aplastó una máquina para barrer las calles, perteneciente a la empresa Fomento de Construcciones y Contratas (FCC), que en la mañana del sábado limpiaba el recinto de las barracas políticas.

La forma en que se produjo el accidente permanece oscura. La Jefatura Superior de Policía de Pamplona señaló que el camión de limpieza circulaba a tan sólo cinco kilómetros por hora y que "de forma totalmente fortuita o accidental" pasó por encima de dos personas, "al no percatarse de su existencia ni el conductor ni el resto del personal que realizan estos trabajos de limpieza a pie". Los responsables de las barracas políticas han afirmado sin embargo que la máquina circulaba a mayor velocidad y que no es la primera vez que provoca situaciones de peligro por su gran tamaño y la escasa visibilidad lateral que tiene el conductor.

Ayer domingo, este recinto, compuesto por 22 casetas de partidos políticos de la izquierda abertzale, objetores de conciencia, sindicatos, radios libres y organismos populares, parecía un estercolero. La empresa FCC no envió ninguna máquina a limpiarlo. Los responsables de la zona anunciaron que de no modificar el sistema de trabajo, impedirían su acceso, ya que el cansancio motivado por el fuerte ritmo impuesto por la empresa a sus empleados hace que éstos trabajen con somnolencia y en malas condiciones.

Las palabras de Pepe Márquez, hermano del herido, en la sala de espera de la UCI del hospital Virgen del Camino, brotan tranquilas: "Nos choca mucho que siendo de día y estando dos personas durmiendo junto a sus bolsos se haya podido producir esto. Los testigos nos han dicho que se les veía perfectamente, y suponemos que habrá responsables".

Un portavoz de la Policía Municipal señaló que el riesgo es continuo durante San Fermín. "Cientos de personas beben demasiado y más que dormir, se caen literalmente en el suelo. Hemos tenido de heridos porque un conductor ha aparcado su coche y ha golpeado a una persona que estaba debajo". Un responsable local de la Cruz Roja resume así él problema: "El alcohol es una bomba de relojería que acaba explotando".

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