Cartas al director

Igual que mi tío

Tengo un tío glotón a quien no todo lo que le gusta le sienta bien y que, ante las suculentas mesas que le pone mi tía, suele sonreír con falsa resignación y decir por lo bajo: "¡Huy, lo mal que me voy a sentir!". El titular de la página 2 de su periódico, edición del 25 de junio, me recuerda a mi tío: Los árabes, divididos ante la victoria de Isaac Rabin, reza, cuando en vano uno busca en el artículo así encabezado la mínima división. De lo más que parece poder hablarse es de las diferencias entre quienes acogen dicha victoria con entusiasmo y quienes la acogen con prudencia. Pero, seg...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Tengo un tío glotón a quien no todo lo que le gusta le sienta bien y que, ante las suculentas mesas que le pone mi tía, suele sonreír con falsa resignación y decir por lo bajo: "¡Huy, lo mal que me voy a sentir!". El titular de la página 2 de su periódico, edición del 25 de junio, me recuerda a mi tío: Los árabes, divididos ante la victoria de Isaac Rabin, reza, cuando en vano uno busca en el artículo así encabezado la mínima división. De lo más que parece poder hablarse es de las diferencias entre quienes acogen dicha victoria con entusiasmo y quienes la acogen con prudencia. Pero, según el propio texto, ningún Gobierno, ninguna organización, ningún líder árabe, se ha manifestado en contra de la victoria de la izquierda en Israel. Todos, nos dice el artículo, por lo menos se declaran más esperanzados que antes. Evidentemente, la política israelí se presta a juicio cauteloso y desaconseja cualquier veleidad profética. Pero comerse el manjar y decir "¡huy, lo mal que me voy a sentir!", no tratándose de mi tío, me suena a lamentación porque las cosas, por una vez, no vayan "cuanto peor, mejor".-

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En