Cartas al director

Receta para los hinchas

Después de la cardiaca jornada futbolística del 7 de junio quisiera hacer unas reflexiones sobre el hincha o forofo, al que los modernos sociólogos no le han dedicado la atención que merece. Allá ellos.Los hinchas como los abogados, los panaderos o los repartidores de butano, se dividen en varios grupos. Yo, como hincha del Madrid, me incluyo en uno muy singular: en el de los que sufrimos tanto por nuestro equipo que no podemos verle jugar. Rara cosa, sí. ¿Y qué hacemos, durante las dos horas del partido para serenar -es un decir- los nervios? Yo tengo varias fórmulas que me gustaría explicar ...

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Después de la cardiaca jornada futbolística del 7 de junio quisiera hacer unas reflexiones sobre el hincha o forofo, al que los modernos sociólogos no le han dedicado la atención que merece. Allá ellos.Los hinchas como los abogados, los panaderos o los repartidores de butano, se dividen en varios grupos. Yo, como hincha del Madrid, me incluyo en uno muy singular: en el de los que sufrimos tanto por nuestro equipo que no podemos verle jugar. Rara cosa, sí. ¿Y qué hacemos, durante las dos horas del partido para serenar -es un decir- los nervios? Yo tengo varias fórmulas que me gustaría explicar por si a alguien le sirve para algo. Veamos.

Leer a mis poetas favoritos, desde san Juan de la Cruz hasta Miguel Hernández. Como durante esas dos fatídicas horas mi cabeza está en otro sitio, naturalmente no me entero de nada de lo que leo.

Otra es hacerme varios kilómetros por campo o ciudad -según donde me encuentre- y volver cuando calculo que el partido ha terminado. Siempre, me falla el cálculo, pues ya se sabe que los partidos importantes, por unas cosas o por otras, se prolongan varios minutos. Cuando pongo la radio o la televisión para enterarme del hecho consumado, la cosa está en lo más emocionante, y el tiempo, ya se sabe, es en esas circunstancias de una especial dimensión. ¡Interminables minutos!

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La tercera fórmula es ideal para el ama de casa: recojo todos los cacharros de la cocina, colocándolos cuidadosamente en su sitio; limpio los zapatos de todos los de la casa; arreglo algún armario; paso la bayeta al baño... Todo esto, que de no celebrarse ningún partido llevaría dos horas largas, yo lo hago en media hora. Como todavía queda mucho partido, no tengo más remedio que acudir a la tila.

¿Qué sistema puse en práctica el 7 de junio fatídico? ¡Todos! Como el resultado es sobradamente conocido, ya que he citado a Miguel Hernández diré que, a pesar de mis extraños sistemas, "tanto dolor se agrupa en mi costado, que por doler me duele hasta el aliento". Sin duda, el poeta pensó en los hinchas, en sus momentos más duros y deprimidos.-

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