EL FUTURO DEL PSOE

Guerra recupera el control de las federaciones para incrementar su poder en el partido

El vicesceretario general del PSOE, Alfonso Guerra, intensifica día a día su actividad en el partido a través del control de las federaciones regionales después de que a primeros de año decidiera recuperar las riendas de la organización, en cuanto fue consciente de su pérdida de influencia en el partido. Guerra empezó una nueva etapa en su vida política tras la reunión celebrada en La Moncloa el 6 de febrero pasado con el secretario general, Felipe González, cuando ambos convinieron en que lo mejor para el PSOE era reanudar relaciones y que cada cual volviera a asumir su papel.

Esa reun...

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El vicesceretario general del PSOE, Alfonso Guerra, intensifica día a día su actividad en el partido a través del control de las federaciones regionales después de que a primeros de año decidiera recuperar las riendas de la organización, en cuanto fue consciente de su pérdida de influencia en el partido. Guerra empezó una nueva etapa en su vida política tras la reunión celebrada en La Moncloa el 6 de febrero pasado con el secretario general, Felipe González, cuando ambos convinieron en que lo mejor para el PSOE era reanudar relaciones y que cada cual volviera a asumir su papel.

Esa reunión del 6 de febrero se considera decisiva para lo que ha ocurrido después, aunque siga el misterio respecto a los términos del pacto entre ambos políticos. Lo cierto es que, a partir de entonces, Alfonso Guerra resurgió y puso fin a su hermetismo e inactividad pública. El camino que escogió fue el de tomar contacto directo con todas las federaciones y hacerse presente en las reuniones políticas que se consideran clave en estos momentos para el proyecto del PSOE. Su intento, en cambio, de hacer de puente con UGT no ha dado resultado por ahora.Entre enero y junio Alfonso Guerra ha mantenido reuniones de partido en Canarias, Málaga, Sevilla, Granada, Salamanca, Almería y Cantabria. Su último desplazamiento fue el pasado día 11 a Alicante y el próximo lo hará a Bilbao el 25 de junio.

Sus intervenciones siguen hasta ahora un idéntico patrón: ofrece una conferencia y después se reúne en cenas multitudinarias con los militantes. Según distintos miembros de su partido que le han escuchado el tono, en sus intervenciones suele ser moderado y se explaya en la doctrina oficial del momento, es decir, el proyecto de convergencia con Europa.

Después, hace alusiones críticas a quienes quieren atacar a los socialistas y le eligen como destinatario: "Lo que no saben es que yo tengo un chaleco antibalas que sois vosotros", dijo el pasado día 11 ante más de 1.000 comensales del PSOE de Alicante.

Como quiera que el estilo dialéctico de Guerra excluye los nombres propios queda para el terreno de la interpretación si a quien critica es a la derecha, a los poderes "empresariales" o a personas de su propio partido, aunque a decir de quienes han asistido a esos actos, las críticas incluyen a todos ellos.

Según algunos interlocutores en más de una ocasión ha hecho referencia implícita al sector renovador de su partido para afirmar que, mientras que él se dirige "a miles de personas" otros prefieren hablar "con un par de periodistas".

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Almuerzo con Redondo

Además de sus reuniones e el mes de abril con los dirigentes del Partido Nacionalista Vasco y de Convergéncia i Unió, Xavier Arzalluz y Miquel Roca, respectivamente, Guerra tuvo en esas fechas un almuerzo con el secretario general de UGT, Nicolás Redondo. Esa conversación no ha tenido hasta ahora efectos visibles, ya que el objetivo era convocar una reunión formal entre delegaciones del PSOE y de UGT. Desde el PSOE se asegura que han sido varios los intentos pero que han sido rechazados por la central sindical socialista.

A partir de ahora, Alfonso Guerra tendrá una dedicación especial a la preparación de las próximas elecciones y queda por nombrar al equipo que le acompañará, una vez que ha decidido prescindir de las personas con quienes siempre trabajó.

El motivo ha sido la presunta desatención de algunas de esas personas, sobre todo, desde el conflicto en la federación socialista madrileña. Uno de ellos comentaba en tono amargo: "Hace escasos días que mis intentos de saludar a Alfonso Guerra por los pasillos del Congreso han sido inútiles, ya que el vicesecretario general al verme volvía la cabeza".

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