Cartas al director

'Barreras'

Nunca se nos ha ocurrido pensar que, por esas cosas que regala la vida, un día dejemos de andar y tengamos que utilizar una silla de ruedas. Y el problema no está en nosotros, ni en la silla, ni en las miradas normales de la gente normal... El problema está en coger el metro, en cruzar las calles, en ir a los supermercados, e incluso al hospital. La vida está llena de escaleras, rampas escalofriantes, dificultades no pensadas que impiden que disfrutes de lo que eres: una persona.Y no es suficiente con que la Constitución hable de igualdad y de derechos, ni que en las escuela infantiles...

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Nunca se nos ha ocurrido pensar que, por esas cosas que regala la vida, un día dejemos de andar y tengamos que utilizar una silla de ruedas. Y el problema no está en nosotros, ni en la silla, ni en las miradas normales de la gente normal... El problema está en coger el metro, en cruzar las calles, en ir a los supermercados, e incluso al hospital. La vida está llena de escaleras, rampas escalofriantes, dificultades no pensadas que impiden que disfrutes de lo que eres: una persona.Y no es suficiente con que la Constitución hable de igualdad y de derechos, ni que en las escuela infantiles y colegios -y no en todos- se eliminen esas bien llamadas barreras. El mundo camina de espaldas y sólo consigue que uno se sitúe frente a él y se lamente de su suerte.-

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