Cartas al director

La crítica, después; ahora, la bienvenida

Por fin llegó el 20 de abril de 1992, día de la inauguración dé la Exposición Universal de Sevilla. ¿Expectación? ¿Optimismo? ¿Orgullo? ¿Inquietud? Un poco de todo.Sin embargo, creo que nadie esperaba el tono crítico con el que los titulares de EL PAÍS abrían y cerraban su edición del día 21. Ni siquiera el desarrollo de los artículos se alejaba de esta postura negativa. Mi sorpresa es aún mayor cuando observo una curiosa paradoja: tras mostrar en el titular principal uno de los pocos lados negativos que se pudieron dar el primer día (se trata de los atascos ocasionados por los 200.000 visitan...

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Por fin llegó el 20 de abril de 1992, día de la inauguración dé la Exposición Universal de Sevilla. ¿Expectación? ¿Optimismo? ¿Orgullo? ¿Inquietud? Un poco de todo.Sin embargo, creo que nadie esperaba el tono crítico con el que los titulares de EL PAÍS abrían y cerraban su edición del día 21. Ni siquiera el desarrollo de los artículos se alejaba de esta postura negativa. Mi sorpresa es aún mayor cuando observo una curiosa paradoja: tras mostrar en el titular principal uno de los pocos lados negativos que se pudieron dar el primer día (se trata de los atascos ocasionados por los 200.000 visitantes, que, por cierto, no fueron de tal magnitud), leo en el antetítulo la apelación del Rey a "mostrar lo mejor de España". Buen comienzo.

Ya habrá tiempo y espacio para criticar, como lo ha habido hasta ahora, pero al menos demos un bienvenida optimista al acontecimiento.-

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