Cartas al director

Las zonas oscuras

Habiendo leído con gran distracción el artículo titulado ... Y aquí la zona de drogas en la contraportada de este periódico, me gustaría dar otro punto de vista del problema a quienes firman dicho reportaje, A. Alfageme y L. Enguita.No voy a defender ni a acusar a los taxistas de Madrid del desconocimiento de su ciudad, pues no soy de Madrid y sí de Barcelona a la vez que taxista. El reportaje ya deja bastante claro en uno de sus párrafos que las nociones de inglés impartidas eran bastante inútiles y pobres para tomar una conversación cuyo tema fuera las alabanzas de una ciudad, la desc...

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Habiendo leído con gran distracción el artículo titulado ... Y aquí la zona de drogas en la contraportada de este periódico, me gustaría dar otro punto de vista del problema a quienes firman dicho reportaje, A. Alfageme y L. Enguita.No voy a defender ni a acusar a los taxistas de Madrid del desconocimiento de su ciudad, pues no soy de Madrid y sí de Barcelona a la vez que taxista. El reportaje ya deja bastante claro en uno de sus párrafos que las nociones de inglés impartidas eran bastante inútiles y pobres para tomar una conversación cuyo tema fuera las alabanzas de una ciudad, la descripción de sus monumentos y parques o sus obras de arte. En cambio, no quedó muy claro el porqué de la insistencia reiterante, tanto en el título como a lo largo del texto, de la alusión del taxista, y, por consiguiente, por la manera en que se valora dicho comentario, de todos los taxistas a los temas turbios, obscenos y oscuros de una gran ciudad.

He aquí que haciendo esta consideración podríamos pedir a quienes escriben el reportaje que tomaran la posición contraria y trabajaran durante unos días de taxistas; sería como ver un espejo por dentro y darse cuenta de que lo que éste refleja no es más que lo que nosotros mostramos. También se darían cuenta que muchas de esas personas que normalmente cogen taxis confían en que el taxista sea su informador de los lugares donde hay putas o fulanas, salas de masaje y relax a buen precio y demás lugares pecaminosos. Es más, es muy corriente que sean extranjeros o gente de paso los que se interesan por estos temas y además con insistencia y gran alegría al haber resuelto el taxista su desconocimiento en tan peculiar manera de conocer una ciudad.

Pocas veces un turista pregunta por los lugares artísticos de una ciudad o aquellos otros como cuáles son las zonas populares o simplemente los restaurantes más asequibles.

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En los muchos años que llevo desempeñando el oficio de taxista, pocas veces he tenido la oportunidad de llevar a algún pasajero al Museo de Arte Románico de Cataluña, el más importante de Europa y quizá del mundo, o al convento de Santa Mónica, hoy edificio dedicado a nuevas tendencias del arte contemporáneo, al igual que otros muchos más lugares de los que toda gran ciudad está llena.

La razón es bien sencilla, quien quiere conocer bien una ciudad, su primera preocupación es conseguir un plano con los transportes públicos de masas y de por sí más asequibles, como metro y autobuses. Un consejo: al realizar un análisis pormenorizado de un hecho concreto no hay que analizar solamente las respuestas, sino también las preguntas y el porqué de éstas-

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