Dimite el Gobierno de Rusia, enfrentado con el Parlamento

La guerra abierta entre el Gobierno y el Parlamento rusos llegó ayer a su grado de máxima tensión con la dimisión en pleno del Gabinete, una acción impulsada por el viceprimer ministro y padre de la reforma económica, Yegor Gaidar. El presidente de la Cámara, Rusián Jasbulátov, acusó de chantaje a los ministros, lo que provocó que éstos abandonasen airadamente la sala.

En opinión de Gaidar y su equipo, la resolución adoptada el pasado sábado por el Parlamento es una zancadilla que ata de pies y manos al Gobierno e impide a éste actuar con eficacia para sacar a Rusia del caos económico q...

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La guerra abierta entre el Gobierno y el Parlamento rusos llegó ayer a su grado de máxima tensión con la dimisión en pleno del Gabinete, una acción impulsada por el viceprimer ministro y padre de la reforma económica, Yegor Gaidar. El presidente de la Cámara, Rusián Jasbulátov, acusó de chantaje a los ministros, lo que provocó que éstos abandonasen airadamente la sala.

En opinión de Gaidar y su equipo, la resolución adoptada el pasado sábado por el Parlamento es una zancadilla que ata de pies y manos al Gobierno e impide a éste actuar con eficacia para sacar a Rusia del caos económico que siguió a la desmembración de la URSS, a finales de 1991. Gaidar pronostica la destrucción del sistema financiero, una catastrófica caída del nivel de vida, hambre, conmociones sociales y caos, junto con el fin de las esperanzas de una seria colaboración con el mundo.El Gobierno tampoco está de acuerdo con el recorte de poderes al presidente Borís Yeltsin, que el Parlamento aprobó ese mismo sábado, y que se haría efectivo dentro de tres meses. A corto plazo, sin embargo, su máxima preocupación estriba en la economía. La dimisión no es definitiva, pero Gaidar dejó claro que, para retirarla, la Cámara habría de rectificar o Yeltsin tendría que dar a sus ministros las máximas garantías de poder actuar con energía. Ninguna de las dos cosas parece probable. El Parlamento no quiere y el presidente, tal vez, no puede.

"El Gobierno sabe su precio y está dispuesto a aceptar un compromiso", declaró el ex viceprimer ministro Guennadi Burbulis antes de abandonar la Cámara, "pero no está dispuesto a que se burlen de él". Cuando las puertas del Parlamento se cerraron al caer la noche, nadie se atrevía a predecir si la crisis se solucionaría hoy o si se agravaría hasta la ruptura total. En ese caso, Yeltsin podría optar por convocar un referéndum que zanjase la cuestión.

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