Un hombre se suicida tras matar a tiros a su esposa, su hija y su cuñado en Barcelona

Manuel Uría Cadenas, de 28 años, asesinó ayer con una escopeta de caza a su mujer, Rosario Conejo Dorado, de 21 años; a la hija de ambos, Verónica, de dos meses, y a un hermano de su esposa, Juan Luis Conejo Dorado, de 31 años, en el número 87-89 de la calle de la Joventut de L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona). El parricida, que al parecer actuó movido por los celos, se suicidó más tarde disparándose dos cartuchos bajo la barbilla con el arma de doble cañón, que era de su propiedad. Manuel había sido puesto en libertad el sábado tras ser detenido por maltratar a su mujer.

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Manuel Uría Cadenas, de 28 años, asesinó ayer con una escopeta de caza a su mujer, Rosario Conejo Dorado, de 21 años; a la hija de ambos, Verónica, de dos meses, y a un hermano de su esposa, Juan Luis Conejo Dorado, de 31 años, en el número 87-89 de la calle de la Joventut de L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona). El parricida, que al parecer actuó movido por los celos, se suicidó más tarde disparándose dos cartuchos bajo la barbilla con el arma de doble cañón, que era de su propiedad. Manuel había sido puesto en libertad el sábado tras ser detenido por maltratar a su mujer.

El crimen se produjo sobre las 12.40 de ayer en el domicilio de los padres de la mujer, el entresuelo 2ª de la citada calle, donde la mujer se había trasladado a vivir con la niña el pasado viernes, día 13. Rosario había denunciado ese mismo día en comisaría a su marido por malos tratos y amenazas de muerte. Para presentar la denuncia tuvo que escapar de la vivienda conyugal, en la que, según dijo a la policía, era encerrada por su esposo cuando éste se marchaba a trabajar.La policía detuvo ese mismo viernes a Manuel Uría, ante la gravedad de la denuncia de su esposa, quien manifestó que estaba encerrada desde Nochebuena y que su marido le había amenazado de muerte con un cuchillo. El sábado, Uría pasó a disposición judicial y posteriormente fue puesto en libertad. La juez que tomó esta decisión, la titular del Juzgado número 10 de L'Hospitalet, es la misma a la que ayer le correspondió investigar el triple homicidio.

Riña

El homicida, que era taxista, llegó al domicilio de sus suegros y aparcó su taxi en doble fila frente a la puerta del inmueble, dejando una nota visible dentro del vehículo sobre el lugar en el que podía ser localizado. Según la hipótesis que maneja la policía, dentro del piso se entabló una riña entre el matrimonio. Manuel acabó por coger su escopeta y disparar en el comedor de la vivienda contra la cabeza de su hija, que estaba en brazos de su madre, y contra su esposa, que recibió un tiro en el pecho. El cadáver de su cuñado, al que otro disparo le alcanzó el cuello, fue hallado junto a la puerta del piso, por lo que la policía desconoce si acababa de entrar en la vivienda o si intentaba huir. Tras cometer el triple asesinato, Uría se sentó en un rincón del comedor y, tras de colocarse la escopeta entre las piernas, se disparó dos cartuchos bajo la barbilla, según indicó la policía.

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La escopeta de caza con la que realizó los cinco disparos es de 12 milímetros de calibre y estaba cargada con cartuchos de postas. Rosario y Manuel se habían casado hacía siete meses. Según varios de sus vecinos, él era muy celoso. "Era un paranoico", dijo ayer un amigo de las víctimas. Según otros vecinos, el parricida había llegado a manifestar en una ocasión en un bar del barrio: "Voy a matar a todos los Conejo [en referencia a la familia de su esposa]".

Los vecinos del lugar donde se produjo el suceso alertaron rápidamente a la policía tras oír las detonaciones de la escopeta. "Oí un golpe muy grande. Yo pensé que era una explosión de butano. Luego escuché varias detonaciones más. Nos asustamos y echamos a correr hacia la calle", narró la trabajadora de un taller de rebobinados situado bajo el piso donde ocurrió el crimen.

El suceso conmocionó ayer el barrio de La Torrassa, donde los padres de Rosario y Juan Luis, que no se hallaban en el domicilio en el momento de los hechos, son muy conocidos. "Es una familia estupenda", explicaba una vecina, "es una lástima lo que les ha pasado".

La madre de los adultos asesinados, que se hallaba haciendo la compra cuando ocurrieron los crímenes, tuvo que ser evacuada en ambulancia tras llegar al domicilio, donde ya se encontraba la policía. Su esposo intentó entrar en la vivienda mientras la titular del Juzgado número 10 de L'Hospitalet procedía al levantamiento de los cadáveres. La policía se lo impidió. El hombre fue convencido por su hermano para que desistiese de su actitud. Los cadáveres fueron evacuados juntos en una furgoneta.

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