Entre el rosario y 'La Internacional'

2.000 personas, en el adiós al padre Llanos

Primero se rezó, luego se cantó. Las avemarías de un misterio del rosario dieron paso a La Internacional con puños en alto. El jesuita José María Llanos era enterrado así, ayer por la mañana, en la sacramental de San Isidro, en Madrid. Sus vecinos del Pozo del Tío Raimundo le dieron un adiós masivo y emocionado. En el funeral, junto al ataúd, un ramo "de los drogatas del barrio". En los primeros bancos, personalidades de la política y la vida ciudadana. La iglesia estaba llena a rebosar. En el ambiente, luto con flores rojas.

La parroquia de San Raimundo de Peñafort, donde el lunes por ...

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Primero se rezó, luego se cantó. Las avemarías de un misterio del rosario dieron paso a La Internacional con puños en alto. El jesuita José María Llanos era enterrado así, ayer por la mañana, en la sacramental de San Isidro, en Madrid. Sus vecinos del Pozo del Tío Raimundo le dieron un adiós masivo y emocionado. En el funeral, junto al ataúd, un ramo "de los drogatas del barrio". En los primeros bancos, personalidades de la política y la vida ciudadana. La iglesia estaba llena a rebosar. En el ambiente, luto con flores rojas.

La parroquia de San Raimundo de Peñafort, donde el lunes por la tarde se instaló la capilla ardiente, había permanecido abierta toda la noche: Los ciudadanos acudieron sin tregua a dar el último adiós al sacerdote fundador de Comisiones Obreras. Fue gente de toda condición, desde los ministros Jordi Solé Tura y Javier Solana hasta el obispo auxiliar de Madrid, Javier Martínez, pasando por los vecinos de toda la vida.A las diez y media de la mañana de ayer, hora del funeral de corpore insepulto, la iglesia estaba llena a rebosar. Delante del altar, el cadáver del sacerdote, que fue bandera de la lucha vecinal, aún recibía los claveles rojos que le llevaban, en fila, los escolares del barrio. A sus pies, la enseña del Pozo.

Por falta de espacio, centenares de vecinos aguardaron fuera del templo. Lucían la pegatina "siempre José María de Llanos". El funeral fue concelebrado por 43 sacerdotes y presidido por el provincial de los Jesuitas, Elías Royán, quien pronunció la homilía. "El padre Llanos nos pertenece a todos. Nadie se lo puede apropiar", dijo antes de añadir: "Él buscó a Dios y lo encontró encarnado en la chabola, en los encarcelados, en los pobres". Definió al sacerdote como una persona de fe que creyó en las utopías y en el Evangelio.

En los primeros bancos, reservados para la familia y las autoridades, se encontraban el ministro de Educación, Javier Solana; el alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano; la senadora del PSOE Francisca Sauquillo; la diputada de Izquierda Unida Cristina Almeida; y el secretario general de CC OO, Antonio Gutiérrez. También acudieron al templo el ex presidente del Gobierno Leopoldo Calvo-Sotelo; el ex Defensor del Pueblo, Joaquín Ruiz-Giménez; y destacadas personalidades del PSOE e IU. Sorprendente resultó la presencia de José María Ruiz-Mateos, apoderado del club de fútbol Rayo Vallecano.

La comitiva, que incluía una decena de autobuses para los vecinos del barrio, se dirigió al cementerio sacramental de San Isidro. Allí aguardaban, manteniendo las distancias, el secretario general del Partido Comunista, Julio Anguita, y el ex secretario Santiago Carrillo. También acudió el presidente de honor de CC OO, Marcelino Camacho.

El sacerdote que pronunció un breve responso en el panteón de los jesuitas recordó las últimas palabras del Padre Llanos: "Rezad por mí". La petición se cumplió al instante con un misterio del rosario. Nada más terminar el rezo, los asistentes -muchos de ellos puño en alto- entonaron una emocionada Internacional que acabó con "vivas" al sacerdote fallecido. "En el epitafio pondrá sólo 'José María de Llanos Pastor. De la Compañía de Jesús'. Y punto" aseguró el oficiante del responso.

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