El poder totémico

Los mercados de acciones nacionales están bajo el síndrome de una lucha en la que confluyen el desafío americano y el desquite europeo. Nadie sabe exactamente dónde termina el primero y empieza el segundo; o más exactamente, si es mejor mirar a Wall Street o es preferible observar el eje París-Londres. No cabe duda de que la orientación llega siempre de fuera, y al parecer eso es válido tanto para la evolución general de los índices bursátiles como para adivinar las posiciones de los valores estrella en los mercados españoles. Un conocido comentarista recordaba al respecto que, l...

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Los mercados de acciones nacionales están bajo el síndrome de una lucha en la que confluyen el desafío americano y el desquite europeo. Nadie sabe exactamente dónde termina el primero y empieza el segundo; o más exactamente, si es mejor mirar a Wall Street o es preferible observar el eje París-Londres. No cabe duda de que la orientación llega siempre de fuera, y al parecer eso es válido tanto para la evolución general de los índices bursátiles como para adivinar las posiciones de los valores estrella en los mercados españoles. Un conocido comentarista recordaba al respecto que, lamentablemente, al inversor de a pie se le exige vocación internacional ya que los grupos públicos -dominantes en sectores estratégicos de la economía- anticipan la calificación de sus emisiones en los grandes mercados anglosajones antes que en las plazas nacionales.La flexibilidad presupuestaria presentada por Carlos Solchaga en el balance de 1991 recortó la marcha ascendente. Es la fragilidad de los valores; mucho más acentuada cuando un ministro pronuncia la palabra déficit, ole innegable poder totémico en el abigarrado mundo de los mercados.

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