El efímero oleaje

El índice general de la Bolsa de Barcelona descendió ayer 9,83 puntos y rozó ligeramente por encima el temido 200, nivel por debajo del cual todo parecido con un mercado cotizado sería pura coincidencia, quedando en 203,67. Lo de fin de año -el repunte de las cotizaciones en el paréntesis 30-31 de diciembre- fue un simple espejismo que los analistas apuntaron como maquillaje contable de las grandes carteras y algunos avispados inversores aprovecharon para subirse a la cresta de un efimero oleaje. A la vuelta del cotillón, todo se vino abajo en un abrir y cerrar de ojos. Los precios andaron otr...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

El índice general de la Bolsa de Barcelona descendió ayer 9,83 puntos y rozó ligeramente por encima el temido 200, nivel por debajo del cual todo parecido con un mercado cotizado sería pura coincidencia, quedando en 203,67. Lo de fin de año -el repunte de las cotizaciones en el paréntesis 30-31 de diciembre- fue un simple espejismo que los analistas apuntaron como maquillaje contable de las grandes carteras y algunos avispados inversores aprovecharon para subirse a la cresta de un efimero oleaje. A la vuelta del cotillón, todo se vino abajo en un abrir y cerrar de ojos. Los precios andaron otra vez por los suelos, para descrédito de quienes habían creído en un castillo de naipes, creado al amparo de un optimismo generado en una repentina euforia de los mercados de referencia, Nueva York y Tokio.Todos los valores que soportan la ponderación del índice se comportaron con igual tendencia bajista, con un record de caída del 24,65% en el grupo de cementeras y constructoras. Según los expertos, la mayor capitalización de las bolsas españolas con la incorporación de nuevas empresas es el dato alentador al inicio del ejercicio.

Archivado En