Histeria Universal

El estrés y el nerviosismo aumentan en la Expo conforme se acerca el día de la inauguración

"Mi jefe, el pobrecito, se pone histérico, pero como nada más que lo entiendo yo...". Reyes llega a su mesa de trabajo en la Expo 92 de ocho y media a nueve de la mañana y sale cuando termina el pobrecito de su jefe, a eso de las seis, las siete o las ocho de la tarde. Ella, como las 5.000 personas que actualmente trabajan en La Cartuja, está sujeta a un ritmo de trabajo frenético para que todo esté a punto el 20 de abril, día de la inauguración del certamen.

Conforme se acerca esa fecha, el estrés entre lafamilia expositora va en aumento. Las horas extras -término tabú en el departamen...

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"Mi jefe, el pobrecito, se pone histérico, pero como nada más que lo entiendo yo...". Reyes llega a su mesa de trabajo en la Expo 92 de ocho y media a nueve de la mañana y sale cuando termina el pobrecito de su jefe, a eso de las seis, las siete o las ocho de la tarde. Ella, como las 5.000 personas que actualmente trabajan en La Cartuja, está sujeta a un ritmo de trabajo frenético para que todo esté a punto el 20 de abril, día de la inauguración del certamen.

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Conforme se acerca esa fecha, el estrés entre lafamilia expositora va en aumento. Las horas extras -término tabú en el departamento de Recursos Humanos-, las prisas y la sola idea de lo que -se les viene encima causan un aumento del nerviosismo, algo que en opinión dél médico de la Sociedad Estatal, Germán Trujillo, es "humano, lógico y deseable".Trujillo, de 38 años, tiene a su cargo a los 600 trabajadores de la Sociedad Estatal. No sólo hace de medico, sino también de psicólogo y confidente. "Todos tenemos la idea de que estamos haciendo algo grande. Hay una ilusión. colectiva por estar trabajando en una empresa muy excepcional, que se monta, se desmonta y luego te vas a la calle, porque no hay empresas que se dediquen a hacer expos". El médico hace este preámbulo para explicar por qué hay gente que trabaja hasta 14 horas diarias. "El estrés lo veo natural, porque hay mucha píanificación, pero también improvisación y esto tiene que estar acabado el 20 de abril".

Invocar al diablo

En el departamento de Recursos Humanos hablar de horas extras es como invocar al diablo. "No hay horas extras, sino exceso horario que luego se compensa horariamente", explica en un trabalenguas un portavoz del departamento, que no facilita datos sobre el asunto "porque son datos internos". "Qué no hay horas extras? Eso no me lo dice a mí Diego García [jefe del departamento] en la cara", afirma un trabajador totalmente indignado. No obstante, tanto el médico como Recursos Humanos -departamento también llamado por algunos Recursos Inhumanos- o el presidente del comité de empresa, Arturo Alonso, consideran lógico que se trabajen horas de más por la propia identidad del proyecto."Esto es como un círculo vicioso. La Sociedad Estatal no quiere hacer una plantilla excesiva que pueda generar un problema a la larga y si no se contrata a personal para hacer sustituciones, hay que ampliar la jornada, y si hay que ampliarla no se cumple el horario", asegura Alonso, quien añade: "Hay un refrán en el recinto que dice que Dios hizo el mundo en seis días; el séptimo descansó, pero también mandó que la Expo tenía que terminarse".

El médico de la Expo afirma que las consultas aumentan cuando hay una reunión de participantes y que entonces el estrés Se traduce en patologías diversas como cefaleas, ansiedad, dolores musculares o insomnio. Las secretarias son, en su opinión, las más propensas a esta situación, porque "se sienten responsables de sus jefes y además son más extrovertidas y manifestan más sus sentimientos". Es lo que por ejemplo, le pasa a Reyes, incapaz de tomarse una semana de vacaciones en compensación al número de horas acumuladas. 0 lo que le ocurre a Paqui Pérez Brito, una de las tres secretarias que trabajan en el despacho del que se supone el hombre más ocupa do de la Expo, el presidente de la Sociedad Estatal, Jacinto Pellón: "Yo lo pasé peor que él cuando los periódicos se metieron tanto con él", confiesa. Ella, como el resto del personal de la Sociedad Estatal, suele llegar sobre las 8.30 al despacho, aunque su jefe aparece sobre las 7.15: "Y cuan do se va, nosotras no estamos aquí. ¿Los fines de semana? Sagrados, aunque venga el ministro". El hombrefuerte de la Expo recibe unas 80 llamadas y celebra al menos nueve entrevistas. "Nosotros no somos las que estamos más agobiadas, aunque ahora no paramos", afirma Paqui. Pese a la flexibilidad horaria de la que disfruta, da por perdidos los 15 días que aún le quedan de vacaziones "porque hay mucho tra bajo que hacer".

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