El hijo de Gil asume un protagonismo no deseado

Jesús Gil Marín, de 30 años, vicepresidente económico del Atlético de Madrid, se ha convertido, sin quererlo, en el nuevo representante oficial del club. La suspensión temporal de su padre, Jesús Gil y Gil, le ha concedido un protagonismo no deseado. Ahora no tiene más remedio que acudir como presidente interino a todas las. reuniones oficiales. Su estreno como tal se produjo ayer en una reunión de la Liga de Fútbol Profesional. "En su día me comprometí y suelo cumplir mi palabra", dice resignado.El hijo del presidente reconoce, eso sí, que su nueva función tiene más. de apariencia que de real...

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Jesús Gil Marín, de 30 años, vicepresidente económico del Atlético de Madrid, se ha convertido, sin quererlo, en el nuevo representante oficial del club. La suspensión temporal de su padre, Jesús Gil y Gil, le ha concedido un protagonismo no deseado. Ahora no tiene más remedio que acudir como presidente interino a todas las. reuniones oficiales. Su estreno como tal se produjo ayer en una reunión de la Liga de Fútbol Profesional. "En su día me comprometí y suelo cumplir mi palabra", dice resignado.El hijo del presidente reconoce, eso sí, que su nueva función tiene más. de apariencia que de realidad. "El máximo responsable del club sigue siendo Jesús Gil y Gil". Por eso, y porque espera que se trate de una situación pasajera que no dure mucho, prefiere pasar inadvertido. "Pero para eso necesito vuestra ayuda. Yo soy un coleguilla, como vosotros. Así, que, por favor, no me preguntéis muchas cosas", comenta.

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Jesús Gil Marín, un apasionado de los caballos que se dedica a los negocios inmobiliarios, lleva dos años como vicepresidente del club para asuntos económicos. A su padre se le metió en la cabeza incorporarle a la directiva y no tuvo más remedio que aceptar. Su intención, entonces, era "poner imaginación a las posibilidades económicas del club". Poco después, contrajo matrimonio con una de las secretarias personales de su padre, al que convirtió en abuelo hace casi tres meses: el día de la última Asamblea del Atlético.

Cuando se incorporó a la directiva, Jesús Gil Marín se autocalificó como distinto a su padre. Su imagen, al menos, ofrece un toque de moderación' inexistente en Gil y Gil. En sus declaraciones se muestra sumamente comedido: "No debo entrar a juzgar si las sanciones son justas o no. A la vista de todo el mundo está que los árbitros nos han perjudicado, no digo que intencionadamente. En la Justicia ordinaria, si un juez se equivoca hay una instancia superior a la que recurrir. En fútbol, los colegiados cometen errores humanos, y no se puede acudir a ningún sitio".

El presidente interino, a quien "no le gusta perder con fútbol más tiempo del que se emplea en ver un partido", confiesa que su nueva función no le agrada en exceso: "Yo tengo mi trabajo de vender inmuebles. Ahora [por la reunión de ayer] debería estar en ello. Pero es un compromiso que adquirí y no me puedo negar ahora".

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