La barrera de los seis puntos

Los datos dicen que la efervescencia dialéctica de Jesús Gil está directamente relacionada con la diferencia de puntos que el líder le saca a su equipo. Las estadísticas cuentan que la barrera que separa el silencio de Gil de su incontinencia verbal, habitualmente acompañada de decisiones drásticas, se encuentra en los cinco o seis puntos. Cuando llega a esa cifra comienza a hablar. Si se supera, o destituye a un entrenador, o expulsa a un jugador.Así ocurrió en la temporada 1987-1988, cuando tras situarse el equipo a cinco puntos del líder, Gil dijo: "El que piense que va a vivir del nombre s...

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Los datos dicen que la efervescencia dialéctica de Jesús Gil está directamente relacionada con la diferencia de puntos que el líder le saca a su equipo. Las estadísticas cuentan que la barrera que separa el silencio de Gil de su incontinencia verbal, habitualmente acompañada de decisiones drásticas, se encuentra en los cinco o seis puntos. Cuando llega a esa cifra comienza a hablar. Si se supera, o destituye a un entrenador, o expulsa a un jugador.Así ocurrió en la temporada 1987-1988, cuando tras situarse el equipo a cinco puntos del líder, Gil dijo: "El que piense que va a vivir del nombre se equivoca. En mi equipo no quiero estrellitas que vivan del recuerdo". Después, el equipo cayó eliminado de la Copa del Rey por la Real Sociedad y afirmó: "Prefiero perder a ganar como lo hacen otros -el Real Madrid-, porque lo que le hicieron al Sabadell en el Bernabéti fue un infanticidio. Todos los presidentes saben que el Madrid sale con 10 puntos de ventaja, pero nadie se atreve a decirlo. Es triste que figuremos como comparsas para proteger la pantomima de una competición". Una racha de victorias calmó al presidente, que destituyó a Menotti cuando el equipo cedió cinco puntos más de diferencia respecto del líder.

Así ocurrió en la campaña 1989-1990. El equipo se puso a seis puntos del Real Madrid y las relaciones entre Gil y Clemente comenzaron a deteriorarse. Tres jornadas después, el Atlético perdió en Pamplona ante el Osasuna, se colocó a ocho puntos del líder, y Gil destituyó al entrenador.

Así ocurrió en la temporada 1990-1991. El Barcelona dejó descolgado al conjunto rojiblanco a seis puntos. La medida presidencial no afectó en esta ocasión al técnico. Gil prescindió de Baltazar y fichó al alemán Bernd Schuster. Gil había empezado a hablar un poco antes, cuando su equipo se quedó a cuatro puntos del líder.

En ésta, la temporada 1991-1992, todo transcurre por los mismos derroteros. El presidente ha roto el silencio cuando el equipo se ha situado a seis puntos del líder, el Real Madrid. La actuación del colegiado Ramos Marcos ha sido, en esta ocasión, el centro de sus declaraciones. "Nos ha robado descaradamente el partido para favorecer al Real Madrid", ha dicho. Si las estadísticas valen, la cesión de más puntos puede venir acompañada de una nueva decisión drástica.

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