Imaginería financiera

¡Los árboles nos impiden ver el bosque! Es una, especie de clamor sordo en algunas mesas de operaciones de las sociedades de inversión a la vista del exceso de indicadores, nuevos índices, métodos de cálculo, escalas, fechas base y otros elementos del sofisticado acervo cultural enclaustrado en la moderna imaginería financiera. Demasiada base técnica para un mercado tan estrecho. La fiabilidad de toda esta aparatosidad inversora es escasa cuando se trata de garantizar la transparencia ante hipotéticas manipulaciones en los cambios o simplemente ante bruscas variaciones del mercado. La revoluci...

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¡Los árboles nos impiden ver el bosque! Es una, especie de clamor sordo en algunas mesas de operaciones de las sociedades de inversión a la vista del exceso de indicadores, nuevos índices, métodos de cálculo, escalas, fechas base y otros elementos del sofisticado acervo cultural enclaustrado en la moderna imaginería financiera. Demasiada base técnica para un mercado tan estrecho. La fiabilidad de toda esta aparatosidad inversora es escasa cuando se trata de garantizar la transparencia ante hipotéticas manipulaciones en los cambios o simplemente ante bruscas variaciones del mercado. La revolución de los llamados productos financieros derivados es la causante del remolino informativo referido, cuyo objetivo primordial -ayudar a la transparente fijación de los precios- está quedando ensombrecido por el excesivo formalismo de sus aplicaciones.El desmesurado protocolo, en el que se ahoga a diario la intuición de los bolsistas, está justificado en parte porque los nuevos indicadores pretenden superar el tradicional riesgo del mercado -medido por el índice general- para calcular con aproximación las garantías que sostienen a las entidades emisoras.

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