Drama en directo en el Senado de EE UU

Anita Hill acusa al juez Clarence Thomas de hablarle del tamaño de su pene

"Decía que su pene era más grande de lo normal y en ocasiones se refería al placer que daba a otras mujeres con sexo oral", dijo ayer en Washington la abogada Anita Hill ante el comité judicial del Senado de Estados Unidos, durante su dramático testimonio, televisado en directo, después de la declaración ante los mismos senadores del aspirante al Tribunal Supremo, el juez negro Clarence Thomas, que negó el acoso sexual. Hill acusa a Thomas de haberla perseguido y chantajeado sexualmente mientras trabajaba para él.Esta historia ocupó ayer la atención de la clase política norteamericana y...

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"Decía que su pene era más grande de lo normal y en ocasiones se refería al placer que daba a otras mujeres con sexo oral", dijo ayer en Washington la abogada Anita Hill ante el comité judicial del Senado de Estados Unidos, durante su dramático testimonio, televisado en directo, después de la declaración ante los mismos senadores del aspirante al Tribunal Supremo, el juez negro Clarence Thomas, que negó el acoso sexual. Hill acusa a Thomas de haberla perseguido y chantajeado sexualmente mientras trabajaba para él.Esta historia ocupó ayer la atención de la clase política norteamericana y promete convertirse en uno de los capítulos legislativos y judiciales más espectaculares de la década. El Supremo está compuesto por nueve jueces que actúan como guardianes de la Constitución.

Las cámaras de televisión retransmitieron en directo el relato de esta mujer. La fuerza y firmeza de sus palabras consiguieron alterar el pasado martes uno de los procesos sagrados de este país, una votación del Senado, y ahora pueden terminar con la carrera de un juez en el que el presidente George Bush depositó su confianza.

Las presuntas debilidades sexuales del juez Thomas, de 45 años, quedaron al descubierto cuando Anita Hill, una profesora de Derecho de la Universidad de Oklahoma, de 35, explicó la forma en que el candidato al Supremo la persiguió sexualmente y el lenguaje empleado por el juez para transmitirle sus deseos carnales. Según su relato, en cierta ocasión, en 1982, cuando trabajaba como asistente de Thomas, entonces un hombre separado, el aspirante al Supremo le dijo, mientras sostenía una lata de coca-cola entre sus manos: "¿Quién ha puesto vello púbico en mi lata?". La abogada añadió que cuando Thomas la invitaba a salir por las noches "no lo hacía para ir al cine, al teatro o a cenar, lo hacía explicando que quería que fuésemos juntos a ver películas pornográficas".

Varios miembros de la familia Hill, granjeros de Oklahoma entre quienes la abogada es la menor de 13 hermanos, escucharon cómo Anita habló de la viveza con la que el juez le describió, en una cafetería, las escenas de películas sobre sexo en grupo o bestialismo, o bien lo mucho que le costaba hablar con él en la oficina de asuntos profesionales, porque Thomas siempre sacaba el tema del sexo.

Durante su comparecencia, el juez Thomas negó todas las alegaciones de Hill, y explicó estar pasando "las semanas más difíciles" de su vida. El juez dijo que no facilitaría "la cuerda para su linchamiento" y juró no haber dicho ninguna de las cosas que su ex ayudante declaró ante el comité. En un discurso apasionado, que fue calificado por el propio presidente Bush como "muy convincente", Thomas, casado con una mujer blanca, dijo no estar preparado para superar la presión de la prensa y de este debate, pero declaró que sí lo estaba para "no permitir la entrada de nadie en el santuario de mi dormitorio".

A Thomas le crecen los enanos. Una segunda mujer también ha dicho que le hizo "proposiciones inadecuadas". Se trata de Ángela Wright, de 37 años, que trabajó en la Comisión para la Igualdad de Oportunidades en el Empleo de febrero de 1984 a marzo de 1985, mientras Thomas era su presidente.

Wright, ahora subjefe de la sección local de un diario de Carolina del Norte, afirmó, en una entrevista publicada en su mismo periódico, que en realidad no acusaba al juez de agresión sexual, sino que Thomas se limitó a pedirle varias veces una cita, a preguntarle cuánto medían sus pechos y a aparecer una noche en su apartamento sin haber sido invitado.

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