Candilejas

Por si todavía cabían dudas, la irrupción de los fondos de inversión en el remozado escenario del ahorro y la fiscalidad ha significado una especie de puntilla para acabar de expulsar del mercado al inversor individual. La Bolsa ha ganado en transparencia y en liquidez, se ha vuelto más técnica, más profesional, y ha dejado de hacer caso al macutazo. Las antiguas candilejas que guiaban al inversor de a pie no alumbran ahora lo suficiente para moverse con seguridad. El esfuerzo que supone actuar por cuenta propia en un mercado cada día más profesionalizado es más costoso en una Bolsa don...

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Por si todavía cabían dudas, la irrupción de los fondos de inversión en el remozado escenario del ahorro y la fiscalidad ha significado una especie de puntilla para acabar de expulsar del mercado al inversor individual. La Bolsa ha ganado en transparencia y en liquidez, se ha vuelto más técnica, más profesional, y ha dejado de hacer caso al macutazo. Las antiguas candilejas que guiaban al inversor de a pie no alumbran ahora lo suficiente para moverse con seguridad. El esfuerzo que supone actuar por cuenta propia en un mercado cada día más profesionalizado es más costoso en una Bolsa donde se negocia más a lo grande. Véase, si no, el aumento de las operaciones especiales y tomas de razón efectuadas fuera del mercado.El ahorro de impuestos y de gastos que la gestión unificada de las carteras supone para los promotores de los fondos ha dejado en el mercado a unos pocos inversores que se esfuerzan por sobrevivir individualmente en medio de esta oleada de cambios. Algunas firmas de valores afirman que es casi un milagro recibir órdenes de particulares. La próxima liberalización de las comisiones puede ser un nuevo paso hacia las economías de escala en Bolsa.

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