500 vecinos de Palomeras 'raptan' un autobús para exigir que la línea 57 llegue al barrio

Un autobús de la línea 57, que hace el recorrido Tirso de Molina-avenida de San Diego, amplió ayer su trayecto habitual en más de un kilómetro al ser secuestrado por 500 vecinos de Palomeras. Estos vecinos, convocados por la Plataforma Unitaria de Vallecas, denunciaban con su acto "la situación caótica" del transporte en el barrio. Tras algunos forcejeos que no llegaron a mayores, el 57 arrancó rodeado de una comitiva de vecinos y policías hasta llegar al Campo de la Paloma, el lugar deseado como última parada.

"Nos hemos reunido infinidad de veces con el gerente del Consorcio Regional ...

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Un autobús de la línea 57, que hace el recorrido Tirso de Molina-avenida de San Diego, amplió ayer su trayecto habitual en más de un kilómetro al ser secuestrado por 500 vecinos de Palomeras. Estos vecinos, convocados por la Plataforma Unitaria de Vallecas, denunciaban con su acto "la situación caótica" del transporte en el barrio. Tras algunos forcejeos que no llegaron a mayores, el 57 arrancó rodeado de una comitiva de vecinos y policías hasta llegar al Campo de la Paloma, el lugar deseado como última parada.

"Nos hemos reunido infinidad de veces con el gerente del Consorcio Regional de Transportes, Julián Revenga, para pedirle que amplíe las líneas de autobuses que llegan al barrio de San Diego, en Palomeras Altas, pero el servicio sigue siendo caótico", explica Mariano Monjas, presidente de la Asociación de Vecinos de San Diego. Por este motivo la Plataforma Unitaria de Vallecas decidió convocar ayer a los vecinos para ampliar por su cuenta y riesgo el recorrido de la línea 57. "Esta línea se queda en el cerro cabezuelo, un descampado donde a los conductores y a los viajeros les da miedo parar por temor a los atracos. Por ello, nosotros pedimos que se suba hasta el barrio, hasta el Campo de la Paloma, para bien de todos", añade.Primero, los niños

A las ocho de la tarde, un centenar de vecinos de San Diego estaban apostados junto a la última parada del 57, en la Avenida de Buenos Aires, preparados para iniciar "la conquista" de un autobús.

Cerca se encontraban también liarlos inspectores del Consorcio Regional de Transportes y efectivos de la Policía Municipal y del Cuerpo Nacional de Policía. Después de varias negociaciones, en las que vecinos, inspectores y policías no llegaron a ponerse de acuerdo, un grupo de niños consiguió acceder al interior del autobús a través de las ventanas. Este fue el disparo de salida. A partir de ese momento, y tras algún forcejeo, un nutrido grupo de vecinos entró al vehículo.

Domingo, el conductor del autobús, sabía que algo así iba a pasar pero no pensaba que le tocaría a él. "Yo no puedo arrancar si no me dan la orden", decía el conductor. "Bueno, pero si nosotros insistimos, ¿qué vas a hacer?", le contestaron los vecinos.

Mientras, el vehículo era un hervidero de niños y adultos deseosos de iniciar de una vez su pequeño periplo por el barrio. Representantes de los vecinos iban y venían hacia donde se encontraba uno de los inspectores de la Empresa Municipal de Transportes ('EMT).

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En un momento en que varios vecinos se habían sentado en la calzada, hicieron su aparición los antidisturbios que les levantaron del suelo. Estos fueron los momentos más tensos, producíendose algunos forcejeos entre secuestradores y policías. Algunos viajeros bajaron asustados del autobus pensando que se iba a montar la mari morena. Pero al final se consiguió lo deseado. Una hora después de lo previsto, el 57 arrancó lleno de pasajeros que viajaban gratis reivindicando un mejor transporte para su barrio.

14 líneas "secuestrables"

Los niños di sfrutaban con la excitación de lo inusual. A veces no era raro oir voces de adultos recriminándoles. "Oye niño, los pies fuera de los asientos, que aquí no hernos venido a romper nada". Y el autobus seguía el rumbo marcado por la comitiva de vecinos. En el Campo de la Paloma esperaban una charanga y jarras de limonada para celebrar el secuestro.

"Este es el primero, pero tenemos en lista otras, catorce líneas de autobuses en las que habría que introducir cambios para mejorar el servicio en la zona", explicaba el presidente de la asociación San Diego ."Si en una semana no conseguimos negociar con el consorcio, volveremos a secuestrar otro autobús", concluyó.

"Como chinches"

B. A. En los momentos de más llenazo en el autobús secuestrado, una señora exclamaba: "Pues vaya, viajamos igual que siempre, como chinches". Mariano Monjas, presidente de la asociación de vecinos de San Diego, corrobora con más datos esta afirmación. "De 6.30 a 9.00, la frecuencia de vehículos es aceptable; desde esa hora todo es caótico, te puedes tirar media hora esperando en una parada y al ir a coger el autobús no para porque va saturado de gente", asegura. Según los representantes de esta entidad, la construcción de numerosas nuevas viviendas en la zona no ha traído consigo un aumento de las líneas de transporte.

"Cuando éramos 2.000 habitantes había 23 autobuses, ahora vivimos el doble de gente y contamos con tres menos. Nos pusieron el 10 barra, que va de Pacífico a Palomeras, pero nos quitaron dos del 10, que va hasta Cibeles". La otra línea que enlaza este barrio con otros es la 144, de Entrevías a Pavones. El autobús secuestrado ayer lleva desde la plaza de Tirso de Molina a la avenida de Buenos Aires, junto al cerro de Cabezuelo. Los vecinos reivindican el trayecto comprendido entre la avenida de Buenos Aires y el Campo de la Paloma.

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