Crítica:

La novia era él

22.00 / TVE-2I was a male war bride, 1949 (100 minutos). Director: Howard Hawks. Guión: Charles Lederer, Hagar Wilde, Leonard Spiegelgass. Intérpretes: Cary Grant, Ann Sheridan, Randy Stuart. Comedia.Cary Grant, objeto estos días de un atractivo ciclo en TVE (y no vale restarle méritos porque alguna película -como Encadenados- ya se haya emitido numerosas veces en la pequeña pantalla; son películas cuya visión siempre se agradece, siempre nos seduce, ¿o es que alguien va a dejar de comer cocido por haberlo probado ya una vez?), Cary Grant, intentábamos decir, interp...

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22.00 / TVE-2I was a male war bride, 1949 (100 minutos). Director: Howard Hawks. Guión: Charles Lederer, Hagar Wilde, Leonard Spiegelgass. Intérpretes: Cary Grant, Ann Sheridan, Randy Stuart. Comedia.Cary Grant, objeto estos días de un atractivo ciclo en TVE (y no vale restarle méritos porque alguna película -como Encadenados- ya se haya emitido numerosas veces en la pequeña pantalla; son películas cuya visión siempre se agradece, siempre nos seduce, ¿o es que alguien va a dejar de comer cocido por haberlo probado ya una vez?), Cary Grant, intentábamos decir, interpretó cinco películas a las órdenes de Howard Hawks. Cuatro comedias y un filme de aventuras: por orden cronológico, La fiera de mi niña, Sólo los ángeles tienen alas, Luna nueva, La novia era él y Me siento rejuvenecer. Ninguna de ellas baja de la califlicación de obra maestra. Son películas admirablemente escritas, interpretadas y dirigidas por alguien que estaba inventando el género de la comedia sobre la marcha, la gran comedia dialogada, presa de una lógica interna absoluta, con su punto de locura, de screwball comedy. De todas ellas, La novia era él es la más negra, la más feroz, la más despiadada sátira sobre la batalla de los sexos que misógino alguno haya jamás perpetrado. Sobre un fondo patético -la Europa en ruinas de la posguerra-, Hawks y sus guionistas edifican una historia de amor que pasa por la desvirilización del macho. Ya Cary Grant se puso la bata de Hepburn en La fiera de mi niña. Aquí, además, debe ponerse peluca para asumir, paradójicamente, su identidad, su propio sexo. Una delicia de comedia.

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