El Real Madrid se descuelga en la Liga al perder con el Athletic en San Mamés

El Real Madrid se descolgó del campeonato, o casi, en San Mamés. Es decir, bajó del paraíso recién alcanzado y regresó a la aridez cotidiana de la Liga española. El conjunto madridista jugó sin contundencia en San Mamés, un estadio que siempre tiene la virtud de examinar a los equipos con pedigrí. En un partido confuso, inclinado al atropello por parte de los dos equipos, el Madrid se sirvió peor de sus armas que el Athletic. El conjunto bilbaíno vivió y murió a su manera, con un juego agónico y tenaz. El Madrid tuvo menos carácter, una carencia imperdonable en estos momentos críticos.E...

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El Real Madrid se descolgó del campeonato, o casi, en San Mamés. Es decir, bajó del paraíso recién alcanzado y regresó a la aridez cotidiana de la Liga española. El conjunto madridista jugó sin contundencia en San Mamés, un estadio que siempre tiene la virtud de examinar a los equipos con pedigrí. En un partido confuso, inclinado al atropello por parte de los dos equipos, el Madrid se sirvió peor de sus armas que el Athletic. El conjunto bilbaíno vivió y murió a su manera, con un juego agónico y tenaz. El Madrid tuvo menos carácter, una carencia imperdonable en estos momentos críticos.El partido tuvo finalmente un carácter didáctico. Con todas sus deficiencias, el Athletic creyó más en su estilo y en su suerte. Ganó, y lo hizo a la manera de un equipo que todavía idolatra la esencia británica del juego. Fue un gol escrito con una apertura larguísima a la banda derecha, y un centro también muy largo al área. Sólo Valverde traicionó la vocación isleña de la jugada. En lugar de machacar rápido, el ágil extremo rojiblanco recortó al defensa madridista Chendo, levantó la ceja y remató con du reza. Un gol que respetó el estile, del Athletic.

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El Real Madrid vivió con poca fe en el terreno de juego Sus jugadores nunca encontra ron salidas cómodas a la presión defensiva del Athletic, y tampoco tiró de sus mejores hombres para resolver el partido por su cuenta. Aragón, que el pasado miércoles salió entronizado de la Supercopa en el Santiago Ber nabéu, tuvo muy poca presencia en el encuentro de anoche en la catedral bílbáina.

El centro del campo madridista pagó la ausencia de la nueva estrella blanca con un desorden que afectó de manera muy grave a todas las líneas de su equipo. Fue Maqueda el más dispuesto a dejar su huella en el partido. Maqueda sacó beneficios de su enorme potencia en media docena de internadas, pero es dificil esperar que el Madrid tenga que depender del poderío de este centrocampista.

Quedó el fútbol del Madrid lleno de interferencias. Hugo Sánchez se vio sepultado por Alkorta y Butragueño no pudo superar a Andrinúa. Míchel trató en la primera parte de tapar fuegos, pero acab6 por dispersarse. Y Santiago Aragón parecía superado por los acontecimientos. Con este retrato de familia, el Madrid tuvo siempre muy mala pinta.

El partido cayó casi. siempre en el atropello. El Athletic, un equipo de zurdos memorables, renegó de su historia y se fue con toda la tropa a la banda derecha. El Madrid fue víctima de una reacción mimética y derrotó hacia la izquierda. El lugar parecía la Gran Vía, pero hubo alguno que encontró sitio entre el hormiguero.

Luis Fernando, un futbolista liviano y trabajador que responde entre la parroquia bilbaína al apodo de El Tábano, vivió feliz en aquel laberinto. Valverde saliómuy beneficiado de la vitalidad de Luis Fernando. Este dúo de futbolistas ligeros estuvo a punto de rentabilizar el partido en los momentos iniciales. Valverde tomó la pelota en el área y comenzó a hacer malabares entre la muchedumbre, poniendo en peligro sobre todo a su marcador, Solana. Sorprendentemente, salió airoso del problema y se encontró ante Buyo. La reacción del portero fue explosiva. Tiró Valverde abajo, de cerca, pero Buyo se hizo goma y despejó la única ocasión del Athletic hasta el tanto final.

El partido siguió desde ese instante un destino muy confuso. El Athletic sostuvo un juego muy fisico, fiel a su tradición y al gusto de su entrenador, Javier Clemente. El Madrid se sintió incómodo ante la propuesta guerrera de los rojiblancos. Lejos de contestar con una réplica eficaz, dejó que el partido siguiera un rumbo contrario a los intereses madridistas. Cabía la posibilidad de una respuesta aislada, siempre posible con Hugo Sánchez y Butragueño en la cancha, pero era una alternativa rácana y francamenté improbable a la vista de los marcajes de Alkoirta y Andrinúa a la pareja madridista.

Pese a todo, llegó incluso la posibilidad de la victoria del Madrid en el meridiano del segundo tiempo, cuando el Athletie perdía gas. Un remate de Solana fue desviado al poste izquierdo por Iru, que luego se estiró con mucha eficacia en un cabezazo de Aldana. Sin embargo, el Madrid no debió aceptar un partido con un rango de oportunidades tan limitado. Ocurre en estos casos que el partido sólo da para un empate o para una conclusión medio bíblica: el más generoso y respetuoso con su estilo gana. Eso ocurrió en San Mamés el día en el que el Madrid se descolgó del campeonato, o casi.

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