Tribuna:

Kant de un lado,disuasión de otro

Diez pensamientos sobre la nueva Europa:1. La causa principal de los cambios que se están produciendo en estos momentos en Europa se debe al declive del imperio ruso. Este declive no se detendrá en las fronteras, históricamente arbitrarias, de la Unión Soviética. Al igual que los pueblos no rusos del Báltico, el Cáucaso y Asia Central, nos están demostrando que dichas fronteras únicamente trazan la línea entre el imperio externo y el interno.

Posiblemente existan buenas razones tácticas para que los líderes occidentales tomen las debidas precauciones a la hora de apoyar las declaracione...

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Diez pensamientos sobre la nueva Europa:1. La causa principal de los cambios que se están produciendo en estos momentos en Europa se debe al declive del imperio ruso. Este declive no se detendrá en las fronteras, históricamente arbitrarias, de la Unión Soviética. Al igual que los pueblos no rusos del Báltico, el Cáucaso y Asia Central, nos están demostrando que dichas fronteras únicamente trazan la línea entre el imperio externo y el interno.

Posiblemente existan buenas razones tácticas para que los líderes occidentales tomen las debidas precauciones a la hora de apoyar las declaraciones de independencia de las repúblicas del Báltico en este preciso momento, pero sería un error empezar a planificar la Europa del 2000 sobre la base de la existencia continuada de la Unión Soviética como una sola unidad. Sería un error moral, pero también analítico. Si la historia nos sirve de referencia, la caída de los imperios no se detiene a mitad de camino. Claro está que es preferible una transición armoniosa y pacífica hacia una confederación o federación democrática, o simplemente hacia una commonwealth, a una desintegración conflictiva y en algunos casos incluso violenta. Aunque esta última circunstancia parece la más probable.

2. Existen muchas opciones peores que la de Gorbachov en la política rusa. Pero también las hay mejores, por ejemplo en los nuevos movimientos y partidos políticos no comunistas que se amparan en los principios de la democracia liberal, en la economía social de mercado y el imperio de la ley. De momento, las peores opciones parecen do minar a las mejores. Por tanto, Gorbachov es un demonio menor. Pero lo sucedido en Europa del Este en 1989 debería servir de aviso para aquellas personas que nos obligan a ignorar nuestros propios principios y creencias en nombre del realismo. Así sucedió lo imposible.

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3. A finales del siglo XVIII, Enmanuel Kant sugirió que los únicos Estados que no tendrían que enfrentarse necesariamente en una guerra serían aquellos en los que la "constitución cívica" fuera "republicana": esto es, con un Gobierno limitado, acatamiento de las leyes, junto a reyes que atendieran a las enseñanzas de filósofos como él. La lucidez continúa siendo fundamental. En términos, de siglo XX, las democracias liberales no luchan contra las democracias liberales. Como escritor, Vaclav Havel reconfirmó el principio de Kant para su propio país, y como presidente, ahora lo lleva a la práctica. El cambio de comportamiento externo de Checoslovaquia, Polonia y Hungría sigue directamente a la transformación interna de dichos países. Por ello, dicho cambio difiere en su naturaleza del cambio de la política externa soviética. La única garantía fundamental a largo plazo del cambio en la política exterior rusa sería la transformación interna del Estado y del imperio ruso. Nuestra esperanza a largo plazo debe ser una Unión Soviética democrática liberal.

4. Afortunadamente, ésta no es nuestra única esperanza. A finales del siglo XX existe otro modo de evitar la. guerra entre Estados. El desarrollo de la tecnología militar permitió en principio lo que Raymond Aron denominó la "eterna rivalidad entre Estados", que acarrea horribles matanzas en el "siglo de las máquinas infernales". Pero el progreso que siguió a continuación hizo que dicha rivalidad se detuviera. Desde 1945 ha habido guerras fuera de Europa entre Estados o contra países que no poseen fuerzas disuasorias de entidad. Hemos padecido invasiones militares en Europa de países que no poseían tales fuerzas disuasorias -por ejemplo, Hungría en 1956 o Checoslovaquia- en 1968-.Pero siempre que han existido dichas fuerzas disuasorias no ha habido guerra alguna.

Desde luego, en muchos aspectos ésta es una situación terrible. Jamás deberíamos dejar de explorar nuevas formas de seguridad cooperativa, confianza, interdependencia, vigilancia mutua y regulaciones internacionales. Nunca deberíamos abandonar la visión democrático-liberal esencial en un mundo compuesto por repúblicas y basado en una sociedad civil mundial que regule sus asuntos en un Gobierno mundial.. Pero lo triste es que hasta 1945 en Europa, y hasta la fecha en el resto del mundo, la seguridad colectiva no es, suficiente. ¿Qué fue del pacto de Locarno? ¿Y de la Liga de Naciones o de los acuerdos de paz de la ONU? La paradoja churchilliana -la paz como el "robusto hijo del terror"- contiene una verdad fundamental sobre la Europa de los últimos 40 años. Y aun en el. caso de que la Unión Soviética fuera republicana en el sentido que Kant lo entendía, seguiría habiendo países próximos a Europa -Irán, por ejemplo, o Libia- que no lo serían.

5. Por tanto, la Europa democrática debería contar con Kant de un lado y con la disuasión del otro. En el primer caso, con una visión de cómo el pueblo, y por consiguiente los Estados, podrían comportarse adecuadamente, y en el segundo, para cuando no sea así. La actual encarnación principal de este principio básico se llama OTAN. Por ejemplo, podríamos llamarla OTED (Organización del Tratado Europeo Democrático). Asimismo podríamos pensar que las principales democracias europeas tendrían que cuidar de sí mismas, con ayuda de unas fuerzas disuasorias combinadas. En el momento presente, la seguridad europea occidental depende en última instancia del compromiso nuclear norteamericano, ya que -en dos ocasiones (muchas personas opinarían que tres) los europeos han demostrado del modo más espectacular que son capaces de cuidar de sí mismos.

Pero no hay ninguna ley histórica que asegure que las cosas van a ser siempre así. Pero existe una distinción -aunque de momento se trate de una distinción hipotética- entre la continua necesidad de fuerzas disuasorias en la Europa democrática y la también continua necesidad de que EE UU le proporcione esa coraza.

6. "Lo único malo que tiene la OTAN es que no pertenecemos a ella". Este comentario sarcástico del ministro de Exteriores checoslovaco, Jiri Diensthier, contiene una verdad más profunda. Dentro de un par de años le parecerá muy extraño, pongamos por ejemplo a un visitante de Marte, que una democracia en el mismísimo corazón de Europa no sea miembro de la OTAN mientras Turquía sí lo es. Para los checoslovacos, y también para muchos otros, resultaría una tentación decir, citando palabras de Marx (Groucho): "Jamás pertenece ría a un club que admitiera a miembros como yo".

La alternativa, según palabras del ministro de Exteriores húngaro, Gyula Horn, consistiría en decir: "Por favor, permítannos unirnos a ustedes". Y finalmente, ¿por qué no? ¿Porque la Unión Soviética no lo apoyaría? (Pero fijémonos en los apartados 1 y 2 ya citados). Sin embargo, si consideramos únicamente la adhesión de los países de la Europa central del Este, la alianza, OTAN u OTED, continuaría pareciendo antisoviética o antirrusa en lugar de una comunidad de autodefensa de las democracias contra cualquier agresor. No; si pretendemos ser consecuentes debemos considerar la adhesión de una Unión Soviética democrática a esta OTED. Pero para ello sería condición sine qua non una profunda transformación política en este país, la cual, en el mejor de los casos, tardaría años en conseguirse.

7. Si para la seguridad europea hay que partir de la OTAN pero el fin es la OTED, para las relaciones políticas y económicas entre democracias europeas, nuevas y viejas, habrá que partir de la Comunidad Europea, aunque la meta también sea más compleja. La CE es la peor Europa posible, al margen de todas las otras Europas que se han intentado.

En un reciente discurso en Oxford, el ministro de Asuntos Exteriores polaco, Krzysztof Skuhiszweski, reconfirmó el prevaleciente punto de vista de los nuevos líderes de Europa del Este de que la CE continúa siendo el núcleo central del largo proceso de unificación europea.

8. Remontándose al tratado de paz de 1919, Harold Nicolson escribió: "Hemos logrado balcanizar Europa, aunque hayamos europeizado los Balcanes". Se podría decir que la elección hoy en día radica en balcanizar Europa y europeizar los Balcanes (entendiendo por Ios Balcanes" una religión ajena a la Europa del Mercado Común).

Las condiciones básicas para esta europeización incluyen: el reconocimiento de todas las fronteras existentes entre Estados (y dentro de la Unión Soviética actual, las fronteras entre las distintas repúblicas), pese a lo arbitrarias e injustas que tales fronteras resulten desde una perspectiva histórica; patrones comúnmente aceptados de respeto de los derechos de las minorías dentro de dichas fronteras, y una visión más a largo plazo para lograr una relación más estrecha con la actual CE que dé lugar en último extremo a la constitución de miembros de pleno derecho. El principio de subsidiaridad es la clave para ahondar y ampliar la Comunidad.

9. Los retos más importantes en Europa a lo largo de los próximos años posiblemente no estriben en modo alguno en las relaciones entre Estados, sino en las relaciones entre los pueblos dentro de los Estados.

Las presiones socio-económicas, consecuencia de la unificación europea, exacerbarán las tensiones raciales. Esto se aplica no sólo a la anterior Europa del Este y a la Unión Soviética, sino al resto de Europa, y en especial a Alemania. El liderazgo cívico predominará de igual modo, o incluso más, que la habilidad de los gobernantes.

10. Debemos mantener las cosas en su justa medida. La mayoría de los demás humanos podrá decir: "Si sólo tuviéramos los problemas que tenéis vosotros...".

Timothy Garton Ash es escritor y periodista. Copyright The Independent-EL PAÍS. Traducción: Carmen Viamonte.

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