Presas de Yeserías recorren la cárcel en vía crucis

"Que la cárcel es un vía crucis es algo que está muy claro", dice María Matos, que trabaja desde hace nueve años en la capellanía de la cárcel de mujeres de Yeserías.Este Viernes Santo, por cuarto año consecutivo, las presas participan en otro vía crucis, esta vez el auténtico, el religioso, que recorre "los 14 departamentos de la cárcel como si fueran las 14 estaciones en las que se detuvo Jesucristo en su camino al Calvario".

Es un vía crucis viviente en el que "una reclusa se viste de Jesús, otra de la Virgen, otra de san Juan". En total, más de 20 personas representando a los distin...

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"Que la cárcel es un vía crucis es algo que está muy claro", dice María Matos, que trabaja desde hace nueve años en la capellanía de la cárcel de mujeres de Yeserías.Este Viernes Santo, por cuarto año consecutivo, las presas participan en otro vía crucis, esta vez el auténtico, el religioso, que recorre "los 14 departamentos de la cárcel como si fueran las 14 estaciones en las que se detuvo Jesucristo en su camino al Calvario".

Es un vía crucis viviente en el que "una reclusa se viste de Jesús, otra de la Virgen, otra de san Juan". En total, más de 20 personas representando a los distintos santos y apóstoles. Organizada por el capellán de la cárcel, Jaime Garralda, un jesuita de 67 años que lleva diez trabajando en este centro penitenciario, esta procesión pasa por delante de todas las celdas donde viven las cerca de 400 reclusas de Yeserías.

Saetas carcelarias

Las preventivas, las extranjeras, las penadas, todas las reclusas, más o menos, tienen preparada una acogida para cuando el paso se detenga delante de la puerta de sus departamentos. "Algunas han estado ensayando saetas; otras, oraciones y poemas", dice María. Puede parecer sorprendente que una iniciativa de este tipo tenga éxito en el ámbito de una cárcel.

"Pero lo tiene", asegura María Matos; "la primera vez nos sorprendió ver lo bien que respondían las presas, ahora lo que nos causa es alegría, porque se apuntan casi todas. Incluso las más descreídas, al ver lo bonito que es, al día siguiente todas nos felicitan y se plantean la posibilidad de hacer algo para el siguiente año".

Hace cuatro años, algunas de las presas se cortaron mechones de pelo para ponerlos en la cabeza de la figura de barro que iba a representar al Cristo. "La pena es que esa imagen se rompió el año pasado, porque no estaba cocida y era muy frágil", comenta María.

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El padre Jaime Garralda explica con ayuda de un megáfono el significado de cada estación, delante de los altares y murales elaborados por las presas en las semanas anteriores, con la intención de que la procesión trascienda a toda la cárcel.

"En ningún sitio como aquí se comprende la noche triste de Jesús en la cárcel de Jerusalén, ni su paso de juez a juez para que le condenasen siempre y sin apelación posible", concluye María Matos.

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