Ya están aquí

¡Cuidado, ya están aquí! Se meten en tu casa, te despiertan de la siesta, te amargan la cena, interfieren la programación, lo ensucian todo con carteles propagandísticos, van a los mercados y tontean con las señoras, y creo que algunos hasta hablan con los trabajadores. ¿Qué es lo que sucede? No, esto no es una invasión alienígena; tan sólo se preparan para las elecciones.Sé perfectamente que tengo que ir a mi Ayuntamiento para ver si estoy bien inscrito, que las elecciones son el día 29, que los del centro acabarán con la mili; los socialistas, con el paro, y la derecha, con el terrorismo; qu...

¡Cuidado, ya están aquí! Se meten en tu casa, te despiertan de la siesta, te amargan la cena, interfieren la programación, lo ensucian todo con carteles propagandísticos, van a los mercados y tontean con las señoras, y creo que algunos hasta hablan con los trabajadores. ¿Qué es lo que sucede? No, esto no es una invasión alienígena; tan sólo se preparan para las elecciones.Sé perfectamente que tengo que ir a mi Ayuntamiento para ver si estoy bien inscrito, que las elecciones son el día 29, que los del centro acabarán con la mili; los socialistas, con el paro, y la derecha, con el terrorismo; que Solchaga me dará el oro, y Anguita, el moro. La verdad es que hay cosas que abren los ojos, como, por ejemplo, los tránsfugas, el absentismo parlamentario, las informaciones privilegiadas, el tráfico de influencias, el Mystére, la corrupción (tú no, Bolín), las guerras de poder por dominar la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid, dejando aparte el gasto de las campañas y tantas cosas de las que los españoles se olvidan cuando les repiten siete veces que hagan uso de su derecho al voto.

El que se sienta inmerso en el proceso político ya votará por su propia conciencia de ser social con necesidades políticas y acudirá a los cauces de información convenientes (periódicos, mítines e informativos), pero que hagan el favor de respetar el resto de los ámbitos, no me machaquen a diario o tendré que desconectarme de la realidad para no acabar creyéndome sus promesas.-