Crítica:CINE EN TELEVISIÓN

Género biográfico con todas sus consecuencias

El éxito de La señora Miniver incitó a los productores del mundillo cinematográfico a repetir suerte con los mismos actores, Walter Pidgeon y Greer Garson, que no tardarían en formar una de las parejas más famosas de todos los tiempos, aunque hoy ni él tiene el aura mítica de un Gable, un Cooper o un Power, ni ella es recordada más allá de lo anecdótico.Su siguiente película, rodada en 1943, al año siguiente de La señora Miniver, y la que hoy ilustra el ciclo sobre parejas célebres, fue Madame Curie. Perfectos amores, siguiendo la onda del anterior filme, para encarnar a u...

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El éxito de La señora Miniver incitó a los productores del mundillo cinematográfico a repetir suerte con los mismos actores, Walter Pidgeon y Greer Garson, que no tardarían en formar una de las parejas más famosas de todos los tiempos, aunque hoy ni él tiene el aura mítica de un Gable, un Cooper o un Power, ni ella es recordada más allá de lo anecdótico.Su siguiente película, rodada en 1943, al año siguiente de La señora Miniver, y la que hoy ilustra el ciclo sobre parejas célebres, fue Madame Curie. Perfectos amores, siguiendo la onda del anterior filme, para encarnar a un matrimonio ejemplar, entregado, modélico, en un filme que se aplicaba al género biográfico -es decir, hagiográfico- hasta las últimas consecuencias. Como siempre en estos casos, la labor histórica de los protagonistas la conoce de antemano el espectador y con eso juega la estructura de la película, presentando en todo momento a unos seres en apariencia humildes y sencillos, pero con una subterránea grandeza, que estalla en la secuencia apoteósica del descubrimiento del radio. Mervyn Le Roy puso su probada solvencia a un producto que ya en su sinopsis hallaba toda su efectividad.

Madame Curie se emite a las 22

20; Los invasores, a las 2.00. Ambas por TVE-1.

Los invasores es una película que convendrá revisar o descubrir, pues el cine de Michael Powell es siempre interesante. Aquí está al servicio de una propuesta propagandística -rodada durante la II Guerra Mundial- que cuenta con un guión de hierro de quien más tarde sería su compañero en la realización, Emeric Pressburger, que sabe infundir unas dosis maestras de intriga y saca un gran partido del reparto, verdaderamente soberbio; valga la película, en este sentido, como homenaje al recientemente fallecido Laurence Olivier.

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