Francia también permitirá a sus jugadores ir a Suráfrica

Francia permitirá a sus jugadores aceptar las invitaciones de la federación surafricana (SARB) para su centenario, el próximo mes de agosto. Se une así a las decisiones tomadas hace unos días en el mismo sentido por Inglaterra, Gales, Escocia y Australia, aunque siempre sin contactos a nivel de equipos nacionales. La mayoría de internacionales británicos, pese a las protestas y amenazas de boicoteo africanas, están dispuestos a ir.

La federación internacional (IRB), en su última reunión de abril, dejó libertad a cada federación para decidir. Todo ello ha provocado las más duras protesta...

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Francia permitirá a sus jugadores aceptar las invitaciones de la federación surafricana (SARB) para su centenario, el próximo mes de agosto. Se une así a las decisiones tomadas hace unos días en el mismo sentido por Inglaterra, Gales, Escocia y Australia, aunque siempre sin contactos a nivel de equipos nacionales. La mayoría de internacionales británicos, pese a las protestas y amenazas de boicoteo africanas, están dispuestos a ir.

La federación internacional (IRB), en su última reunión de abril, dejó libertad a cada federación para decidir. Todo ello ha provocado las más duras protestas de la Organización para la Unidad Africana (OUA) y del Consejo Superior de Deportes Africano (CSSA), y la amenaza de futuros boicoteos. Los deportistas africanos no participarán en aquellas competiciones donde actúen británicos. Ahora, además de estar en peligro los Juegos de la Commonwealth de 1990, en Auckland (Nueva Zelanda), los más inmediatos son los Juegos de la Francofonía, en Marruecos, el próximo julio.El presidente de la federación francesa, Albert Ferrasse, ha sido partidario siempre de los contactos con Suráfrica, por lo que obligó incluso el año pasado al gobierno a intervenir para impedir una gira de los Springboks, selección nacional surafricana. Ahora ha dicho: "No retendré a los que quieran ir". Y ha recurrido a sus argumentos de siempre sobre los esfuerzos del rugby por la integración racial, algo que no hacen otros deportes. Sin embargo, el rugby no puede acabar con el profundo apartheid, problema estrictamente político.

Precisamente el capitán de Inglaterra, Will Carling, entre la mayoría de internacionales que quieren jugar por tener contactos con una de las potencias mundiales en el rugby, pone la condición de enfrentarse a equipos multirraciales.

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